Crónicas ilegales: Maldades de la Chini
«Me duele una mujer en todo el cuerpo…» —Jorge Luis Borges Cuando vi venir a la Chini hacia la entrada de la biblioteca, con sus vaqueros apretados
«Me duele una mujer en todo el cuerpo…» —Jorge Luis Borges Cuando vi venir a la Chini hacia la entrada de la biblioteca, con sus vaqueros apretados
Conocí a Zamudio una mañana en la que fui a la oficina principal del Banco Sabadell como ayudante de Mario -un ingeniero nicaragüense- a darle
Venía manejando por la Kendall Drive, camino a mi estudio, y se me ocurrió doblar por la avenida Almirante Miguel Grau (SW 137th avenue) y
Cuando leí que Escrivá de Balaguer dijo: ¡Bendito sea el dolor, amado sea el dolor, santificado sea el dolor… glorificado sea el dolor!, me di
No sé ni cómo llegué a la austera habitación múltiple del Deco Walk Hostel Club, de Miami Beach; solo recuerdo que la noche anterior estaba trabajando de
Nunca me habían mirado de esa manera tan tierna… Era la mañana de uno de esos viernes grises, que son como para suicidarse. Sin trabajo,
La corbata se escapaba entre sus nerviosos dedos, retorciéndose como una sierpe de tela cuyas convulsiones aumentaban con cada nuevo intento de anudarla . Un
Mi vida se parece a la pantalla »touch screen» de mi teléfono chino: cada vez que quiero activar algo, la imagen se me mueve y
Esa vez lloré. Me temblaba una rodilla y gotas de sudor recorrían mi espalda. Mis manos saltaban como atacadas por el Parkinson y mi respiración se
»Tengo sueñito… llévame adonde quieras…» Yamisleidys, cubana coqueta, me tentaba con estas palabras mágicas desde el asiento de copiloto de mi viejo Volvo, en dónde
«Me duele una mujer en todo el cuerpo…» —Jorge Luis Borges Cuando vi venir a la Chini hacia la entrada de la biblioteca, con sus vaqueros apretados
Conocí a Zamudio una mañana en la que fui a la oficina principal del Banco Sabadell como ayudante de Mario -un ingeniero nicaragüense- a darle
Venía manejando por la Kendall Drive, camino a mi estudio, y se me ocurrió doblar por la avenida Almirante Miguel Grau (SW 137th avenue) y
Cuando leí que Escrivá de Balaguer dijo: ¡Bendito sea el dolor, amado sea el dolor, santificado sea el dolor… glorificado sea el dolor!, me di
No sé ni cómo llegué a la austera habitación múltiple del Deco Walk Hostel Club, de Miami Beach; solo recuerdo que la noche anterior estaba trabajando de
Nunca me habían mirado de esa manera tan tierna… Era la mañana de uno de esos viernes grises, que son como para suicidarse. Sin trabajo,
La corbata se escapaba entre sus nerviosos dedos, retorciéndose como una sierpe de tela cuyas convulsiones aumentaban con cada nuevo intento de anudarla . Un
Mi vida se parece a la pantalla »touch screen» de mi teléfono chino: cada vez que quiero activar algo, la imagen se me mueve y
Esa vez lloré. Me temblaba una rodilla y gotas de sudor recorrían mi espalda. Mis manos saltaban como atacadas por el Parkinson y mi respiración se
»Tengo sueñito… llévame adonde quieras…» Yamisleidys, cubana coqueta, me tentaba con estas palabras mágicas desde el asiento de copiloto de mi viejo Volvo, en dónde