El Chile que perdí
Nací en Santiago de Chile y crecí aquí también. Pero hoy, me parece otra ciudad. En un cuento el autor nos contaría cómo
Nací en Santiago de Chile y crecí aquí también. Pero hoy, me parece otra ciudad. En un cuento el autor nos contaría cómo
El Tribunal Supremo estremeció a fines de junio el escenario político y social estadounidense. Primero, el 23 de ese mes, anuló una ley del estado
Promediando el siglo XIX, los jóvenes amantes Camila O’Gorman y el sacerdote Uladislao Gutiérrez se atrevieron a vivir su pasión contra todas las convenciones, encendiendo
En los ochenta Miami se consolidó como la capital mundial del crimen, y desde la sala de redacción de la sección de policiales del Herald,
Entro a Pisces Fish Market, en la Quinta Avenida de Brooklyn, y siento que ingreso en el cuento «Sirenas de tierra» de Oswaldo Estrada.
Como cultivador, y consumidor, de género negro tengo una serie de tics que me hacen estar sobre aviso, fruto de, imagino, mi
El nazi Alfred Rosenberg deja constancia en su diario de una lectura de Rilke: «Esta mañana he recogido la Carta desde Muzot de Rilke.
Desde hace unos meses los mensajes de voz están invadiéndome como hormiguitas en preparación para el invierno. No me gustan. En sus inicios, cuando
Nací en Santiago de Chile y crecí aquí también. Pero hoy, me parece otra ciudad. En un cuento el autor nos contaría cómo
El Tribunal Supremo estremeció a fines de junio el escenario político y social estadounidense. Primero, el 23 de ese mes, anuló una ley del estado
Promediando el siglo XIX, los jóvenes amantes Camila O’Gorman y el sacerdote Uladislao Gutiérrez se atrevieron a vivir su pasión contra todas las convenciones, encendiendo
En los ochenta Miami se consolidó como la capital mundial del crimen, y desde la sala de redacción de la sección de policiales del Herald,
Entro a Pisces Fish Market, en la Quinta Avenida de Brooklyn, y siento que ingreso en el cuento «Sirenas de tierra» de Oswaldo Estrada.
Como cultivador, y consumidor, de género negro tengo una serie de tics que me hacen estar sobre aviso, fruto de, imagino, mi
El nazi Alfred Rosenberg deja constancia en su diario de una lectura de Rilke: «Esta mañana he recogido la Carta desde Muzot de Rilke.
Desde hace unos meses los mensajes de voz están invadiéndome como hormiguitas en preparación para el invierno. No me gustan. En sus inicios, cuando