¿Cuántas veces te han dicho que estar vivo es una maravilla? Que si la vida es una sola, que si nacemos y morimos solos, que
He chocado muchas veces, contra mujeres, contra padres, contra sacos llenos de pollos semi-asfixiados, contra muros intangibles mucho más sólidos que el concreto o
Había pensado en quedarme. Esconderme tras una cortina con los zapatos sobresaliendo, como en las pelis truculentas. Salir en medio de la noche y caminar
en medio de mi noche, allá adentro, pasando mil puertas, hay una luz pequeña que me sobrevive asida a mi inocencia… justo al lado
La última vez que vi a Cordero iba vestido de blanco, con su andar de mole, eclipsaba los transeúntes, como una enorme pared de hielo
Más allá de las vastas aguas saladas, tan lejos que todo es dulce, hay una isla de contornos agrestes, contra los que el mar no
Entré y me tropecé con Lala en el pasillo del apartamento. Estaba sentada en el medio, como un gran jefe indio, con sus brazos
Algunas veces he despreciado el idilio: las formas tenues y frágiles, el vino. La tosquedad me ha revelado entonces la gracia, la solemnidad de los
“No hables, quédate así, tan inútilmente bella, no te asustes. Para mí el amor está vedado, es un sentimiento desligado de mi esencia. Quédate así
¿Cuántas veces te han dicho que estar vivo es una maravilla? Que si la vida es una sola, que si nacemos y morimos solos, que
He chocado muchas veces, contra mujeres, contra padres, contra sacos llenos de pollos semi-asfixiados, contra muros intangibles mucho más sólidos que el concreto o
Había pensado en quedarme. Esconderme tras una cortina con los zapatos sobresaliendo, como en las pelis truculentas. Salir en medio de la noche y caminar
en medio de mi noche, allá adentro, pasando mil puertas, hay una luz pequeña que me sobrevive asida a mi inocencia… justo al lado
La última vez que vi a Cordero iba vestido de blanco, con su andar de mole, eclipsaba los transeúntes, como una enorme pared de hielo
Más allá de las vastas aguas saladas, tan lejos que todo es dulce, hay una isla de contornos agrestes, contra los que el mar no
Entré y me tropecé con Lala en el pasillo del apartamento. Estaba sentada en el medio, como un gran jefe indio, con sus brazos
Algunas veces he despreciado el idilio: las formas tenues y frágiles, el vino. La tosquedad me ha revelado entonces la gracia, la solemnidad de los
“No hables, quédate así, tan inútilmente bella, no te asustes. Para mí el amor está vedado, es un sentimiento desligado de mi esencia. Quédate así