Sin crítica literaria no hay buena literatura, afirman los defensores del ejercicio intelectual cuyo oficio—entre otras cosas— es el de exaltar las bondades de una
Tal vez las estrellas sean breves recortes de papel hechos por unas tijeras gigantes.
Las ciudades cambian, pero también nosotros que las visitamos y quizá más que ellas. Las ciudades nacen, crecen, envejecen, se deterioran, exactamente igual que nosotros,
Edgardo Dobry (Rosario, 1962) es un tipo tranquilo, filosófico, amable, que observa con desconfianza. Desde hace unos años, paralelo a sus ensayos y poemas, traduce
Un amigo me contó que el día que puso el punto final a su novela, se dio cuenta de que era un mentiroso. No por
Nacida en 1961, A.M. Homes es autora de una ya extensa obra narrativa, en la que se cuentan novelas y libros de cuentos de desigual
Como en las crónicas o las novelas de aventura, El imperio Oblómov comienza con un prefacio en el que el héroe anuncia los dos grandes
El día que recibí la tercera carta, sentí la curiosidad de saber quién era aquel que decía ser mi doble. Esa mañana fui al periódico
Sin crítica literaria no hay buena literatura, afirman los defensores del ejercicio intelectual cuyo oficio—entre otras cosas— es el de exaltar las bondades de una
Tal vez las estrellas sean breves recortes de papel hechos por unas tijeras gigantes.
Las ciudades cambian, pero también nosotros que las visitamos y quizá más que ellas. Las ciudades nacen, crecen, envejecen, se deterioran, exactamente igual que nosotros,
Edgardo Dobry (Rosario, 1962) es un tipo tranquilo, filosófico, amable, que observa con desconfianza. Desde hace unos años, paralelo a sus ensayos y poemas, traduce
Un amigo me contó que el día que puso el punto final a su novela, se dio cuenta de que era un mentiroso. No por
Nacida en 1961, A.M. Homes es autora de una ya extensa obra narrativa, en la que se cuentan novelas y libros de cuentos de desigual
Como en las crónicas o las novelas de aventura, El imperio Oblómov comienza con un prefacio en el que el héroe anuncia los dos grandes
El día que recibí la tercera carta, sentí la curiosidad de saber quién era aquel que decía ser mi doble. Esa mañana fui al periódico
