#CrónicasIlegales: ¡Qué suerte pa’ la desgracia!
“¡Mátame! ¡Dispara rosquete, o necesitas ayuda?”, le grité en su cara de identikit, luego de coger su mano armada y acercarla a mi cabeza, poniendo
“¡Mátame! ¡Dispara rosquete, o necesitas ayuda?”, le grité en su cara de identikit, luego de coger su mano armada y acercarla a mi cabeza, poniendo
«Una luz reflejada, la modelo mirando a la nada hoy es viernes sangriento, allí pronto habrá movimiento…» —Frágil Era un viernes sangriento en Miami, es
«¡AGUA… AGUA… AGUAAA!…» El grito hídrico, repetido por varias voces femeninas, me sonaba como un eco raro, como el coro de una comedia musical, de
Soledad: lava tu cuerpo, con agua de las alondras, y deja tu corazón, en paz, Soledad Montoya. —García Lorca Una cálida tarde de Kendall
«No juegues con el Diablo, no juegues con el diablo, que el Diablo come candela, ah, no juegues con el Diablo, que el diablo come
Acompañado de un ramo de flores y una cajita de bombones Ferrero Rocher, ingresé al ala occidental del cuarto piso del Baptist Memorial Hospital de
—Se le ve muy bien Dr. Knörr, nadie podría pensar que tiene usted más de sesenta años. —Llevo una vida simple y sana, señorita periodista.
Jaime llegó justo cuando estábamos «haciendo cola», en la tediosa fila —pegada a la pared perimetral del Jardín Botánico— para ingresar al comedor universitario de
La trigueña Encarnación, la del pasito sencillo (Cambia el paso, que se te rompe el vestido ) con sus simples movimientos no se sale del
«Si no te ha sorprendido nada extraño durante el día, es que no ha habido día…»—John Archibald Wheeler Cuando Javiva tocó a mi puerta eran
“¡Mátame! ¡Dispara rosquete, o necesitas ayuda?”, le grité en su cara de identikit, luego de coger su mano armada y acercarla a mi cabeza, poniendo
«Una luz reflejada, la modelo mirando a la nada hoy es viernes sangriento, allí pronto habrá movimiento…» —Frágil Era un viernes sangriento en Miami, es
«¡AGUA… AGUA… AGUAAA!…» El grito hídrico, repetido por varias voces femeninas, me sonaba como un eco raro, como el coro de una comedia musical, de
Soledad: lava tu cuerpo, con agua de las alondras, y deja tu corazón, en paz, Soledad Montoya. —García Lorca Una cálida tarde de Kendall
«No juegues con el Diablo, no juegues con el diablo, que el Diablo come candela, ah, no juegues con el Diablo, que el diablo come
Acompañado de un ramo de flores y una cajita de bombones Ferrero Rocher, ingresé al ala occidental del cuarto piso del Baptist Memorial Hospital de
—Se le ve muy bien Dr. Knörr, nadie podría pensar que tiene usted más de sesenta años. —Llevo una vida simple y sana, señorita periodista.
Jaime llegó justo cuando estábamos «haciendo cola», en la tediosa fila —pegada a la pared perimetral del Jardín Botánico— para ingresar al comedor universitario de
La trigueña Encarnación, la del pasito sencillo (Cambia el paso, que se te rompe el vestido ) con sus simples movimientos no se sale del
«Si no te ha sorprendido nada extraño durante el día, es que no ha habido día…»—John Archibald Wheeler Cuando Javiva tocó a mi puerta eran