
Claro de luna
La música y los sentimientos se encuentran y entrelazan por sendas donde convergen el azar y el hado. Esta semana de
La música y los sentimientos se encuentran y entrelazan por sendas donde convergen el azar y el hado. Esta semana de
En la última tarde de verano, soleada y cálida, fuimos a visitar el Jardín Botánico de Brooklyn. En el prado encontramos a una peregrina deleitándose
Hay lecturas a las que llegás con décadas de atraso y sin embargo sentís que las hiciste en el tiempo justo. Así me ha sucedido
Entro a Pisces Fish Market, en la Quinta Avenida de Brooklyn, y siento que ingreso en el cuento «Sirenas de tierra» de Oswaldo Estrada.
Anoche saludé al Pacífico en Playa Herradura. Bajo la mirada de la Cruz del Sur y frente al sereno mar nocturno, te sentí en
El significado de un buen poema, incluso de un buen verso, se enriquece con la vivencia. La experiencia vital resignifica a la
Se asoma la primavera en Brooklyn y con ella regresa la posibilidad de salir de madrugada, sin tiritar de frío, a
Yo estaba solo con mi melancolía —sutil, disimulada en los claroscuros de las enredaderas de mi jardín bajo la luz intensa del verano tropical— cuando
La música y los sentimientos se encuentran y entrelazan por sendas donde convergen el azar y el hado. Esta semana de
En la última tarde de verano, soleada y cálida, fuimos a visitar el Jardín Botánico de Brooklyn. En el prado encontramos a una peregrina deleitándose
Hay lecturas a las que llegás con décadas de atraso y sin embargo sentís que las hiciste en el tiempo justo. Así me ha sucedido
Entro a Pisces Fish Market, en la Quinta Avenida de Brooklyn, y siento que ingreso en el cuento «Sirenas de tierra» de Oswaldo Estrada.
Anoche saludé al Pacífico en Playa Herradura. Bajo la mirada de la Cruz del Sur y frente al sereno mar nocturno, te sentí en
El significado de un buen poema, incluso de un buen verso, se enriquece con la vivencia. La experiencia vital resignifica a la
Se asoma la primavera en Brooklyn y con ella regresa la posibilidad de salir de madrugada, sin tiritar de frío, a
Yo estaba solo con mi melancolía —sutil, disimulada en los claroscuros de las enredaderas de mi jardín bajo la luz intensa del verano tropical— cuando