Amín
Amín había entrado en el instituto dos años más tarde que yo. Era hijo de marroquí y de catalana. Tenía una sonrisa tímida
Amín había entrado en el instituto dos años más tarde que yo. Era hijo de marroquí y de catalana. Tenía una sonrisa tímida
Habíamos llegado a Aguas Blancas, a orillas del Bermejo, tras 35 horas en tren. Era lo más lejos que podíamos ir hasta encontrarnos
Todos los días a las 11 de la mañana Carlos Victoria levantaba el teléfono. Sabía muy bien el motivo de la llamada, pero por cortesía
Era delgada, tendiendo hacia flaca. De mediana estatura. Piernas largas. Pelo entre rubio y castaño. Cuello estrecho. Después me diría que de niña sus compañeros
Yo no quisiera tomar ese tren pero es lo mejor que puedo hacer porque de todas maneras ella, aunque yo no me largue -eso
Amín había entrado en el instituto dos años más tarde que yo. Era hijo de marroquí y de catalana. Tenía una sonrisa tímida
Habíamos llegado a Aguas Blancas, a orillas del Bermejo, tras 35 horas en tren. Era lo más lejos que podíamos ir hasta encontrarnos
Todos los días a las 11 de la mañana Carlos Victoria levantaba el teléfono. Sabía muy bien el motivo de la llamada, pero por cortesía
Era delgada, tendiendo hacia flaca. De mediana estatura. Piernas largas. Pelo entre rubio y castaño. Cuello estrecho. Después me diría que de niña sus compañeros
Yo no quisiera tomar ese tren pero es lo mejor que puedo hacer porque de todas maneras ella, aunque yo no me largue -eso