…el desierto está hecho primero y principalmente de luz…
Rebecca Solnit
Las dunas del desierto son ese lugar en Qatar donde le permites a la Luna alumbrarte, donde te permites recibir su regalo de luz. No hay contaminación ni alumbrado que nuble su resplandor.
Qatar, como país musulmán, se guía por el calendario lunar. Sus pobladores observaban las fases lunares desde, por ejemplo, las Torres Barzan construidas a finales del siglo XIX. Barzan significa lugar alto y desde estas torres vigilaban y protegían el valle junto con una fortificación al oeste y otra torre al norte. ¿Por qué este valle? Porque en él se acumulaba agua en el subsuelo.
El conjunto de las Torres Barzan tiene, además, una pequeña mezquita y un majlis, un salón donde se reúnen los hombres y cuya superficie se cubre de tapetes y con asientos. Cada casa tiene un majlis. Las Torres Barzan se localizan en Umm Slal Mohammed, a 20 minutos al norte de Doha y las puedes visitar desde las 9:00 de la mañana de lunes a domingo.
Las Torres Barzan en Qatar, desde donde observaba la Luna. Crédito: Carla Pascual
En el calendario lunar, la luna creciente después de la luna llena marca el comienzo de cada mes. Para los musulmanes, el noveno mes lunar se llama Ramadán y es el más importante. Fue cuando el Profeta Mahoma recibió las primeras revelaciones de El Corán de parte de Alá a través del arcángel Gabriel en el siglo VII d.c. Este año 2022, Ramadán transcurre desde la tarde del 1º de abril hasta la tarde del 30 de abril y coincide con la Semana Santa del catolicismo—del 10 al 16 de abril—.
El Ramadán es un mes de aprecio por lo que se tiene y para ayudar a la comunidad. Los musulmanes ayunan durante el día desde el amanecer hasta el atardecer para autopurificarse. También ofrecen limosna a los menos favorecidos y es el mes ideal para peregrinar a la Meca, ciudad natal de Mahoma y ubicada en Arabia Saudita. Estos son tres de los cinco pilares del Islam. Los otros dos son la profesión de fe ‘No hay más dios que Alá y Mahoma es su profeta’, y orar cinco veces al día en dirección a la Meca para entrar en contacto con Dios, pues no hay intermediario, como el sacerdote en el catolicismo, para vincular al creyente con Dios.
Majlis en una tienda tradicional al acampar en las dunas de Qatar. Crédito: Carla Pascual
A pesar de la urbanización, las familias qataríes disfrutan de vez en cuando, pasar una noche en el desierto, a la orilla de la playa. Para estas ocasiones llevan comida preparada e incluso llegan a prender una fogata para calentarla o terminar de prepararla.
Los visitantes, que no tienen experiencia en adentrarse en el desierto de Qatar, pueden contratar un tour especializado que los internará en las dunas del sur del país al atardecer en un vehículo 4X4. Se trata de acampar en el desierto en una tienda tradicional tejida en tela de color rojo con rayas verticales en negro, blanco y verde. Cenarás comida tradicional, como tabule, jocoque, hojas de parra y humus con pan pita y de postre, dátiles y dulces de hojaldre rellenos de nuez o pistache bañados en miel. Té, café y agua te acompañarán. Si celebras tu cumpleaños, basta con que lo digas para agregar un pastel al menú.
Desde luego, la mejor vista es hacia arriba, para contemplar la Luna y las estrellas, dejarte envolver por la bóveda celeste, tan amplia que los astros se pierden hasta un horizonte muy muy lejano. Incluso podrás dormir a la intemperie alrededor de la fogata para no perderte de su baño de luz.
Es más, podrías leer algunos relatos de Las Mil y Una Noches, cuyo origen se remonta a antes del siglo X de nuestra era:
«Cuento del tercer jeque
»Cierto día, mientras yo dormía con mi esposa, (mis hermanos) cayeron sobre nosotros y nos cogieron, echándonos al mar. Mi mujer se despertó nada más de caer en el agua y al instante se convirtió en efrita. Me tomó sobre sus hombros y fue a depositarme sobre una isla. Luego desapareció durante toda la noche, regresando al amanecer, en que me dijo:
»—¡Ya no reconoces a tu esposa? Te he salvado de la muerte, con la ayuda de Alá. Debes saber que soy una efrita y que desde el instante en que te vi, mi corazón te amo únicamente porque Alá lo ha querido y yo soy creyente de Alá y de su Profeta, a quien Alá bendiga y preserve. Cuando salí a tu encuentro, con ropas pobres, tú aceptaste casarte conmigo. Y yo, en lógica gratitud, he impedido que murieses. En cuanto a tus hermanos, siento tal furor contra ellos que es preciso que les mate.
»Sorprendido por sus palabras, le di las gracias y le dije:
—No puedo consentir que mueran mis hermanos…»*
Siguiente: adelanto de la autobiografía ficcionada Descubrirme en Qatar
*Las Mil y Una Noches, tomo I, Décima Edición enero 1997, Ediciones 29, Madrid, p. 30.