A Daniel Dessein 

El polifacético periodista holandés sirve una copa de vino. En el living, murmuran dos mujeres elegantes, el alto periodista polifacético y un alemán delgado, vestido con camisa a cuadros y pantalón arremangado. Detrás de la puerta, una niña, Saskia, sigilosa y rubia, escucha. 

Las copas se cruzan y las risas se mezclan. El polifacético periodista holandés prepara el grabador y coloca la cinta marrón. No es un experto pero su fervor es mayor que su impericia. 

El alemán delgado, de camisa a cuadros, levanta sus papeles y se coloca cerca de la pequeña lámpara.  

Están reunidos alrededor de una mesa chica, cómodos, distendidos, rodeados por una biblioteca profusa, llena de libros y revistas en inglés y alemán, bajo el auspicioso efecto del oro y del whisky. 

El polifacético periodista holandés le hace una seña suave con la mano, un murmullo lento y silencioso que se propaga en el aire. El alemán delgado, carraspea, y dice, orgulloso: “Tucumán fue una época feliz”. 

 El alemán delgado que habla, circunspecto y grave, es Adolf Eichmann, el autor de la solución final. El polifacético periodista holandés es Willem Sassen, escurridizo bon vivant, voluntarioso nazi que sueña con el cuarto Reich y que pronto venderá su laborioso reportaje a Eichmann por miles de dólares a la revista Life. 

Las escenas de las múltiples grabaciones de Eichmann ocurren en un suburbio de Buenos Aires. Las cintas existen y guardan la voz de un hombre que pronto estará muerto y que siente una vanidad desaforada por su labor de exterminio y que espera que se cumplan sus sueños de venganza. 

En contra de lo que dirá en el juicio, lo que más desea es volver a Alemania para explicar el malentendido que existe sobre su persona. Para ello, le escribirá una carta abierta al canciller Adenauer.  

Más tarde, el polifacético periodista holandés y Eichmann salen a la vereda de polvo y contemplan el rojo horizonte del ocaso. Eichmann habla fuera del micrófono con soltura y arrogancia. Dice muchas cosas que no quedan grabadas. Pero hay algo que no dice, una idea que le dirá después, en una mañana amplificada por la lluvia lenta del invierno: él se siente un escritor compulsivo que deja un legado literario para la humanidad. Entre las páginas inéditas, queda la «Novela de Tucumán», un secreto testimonio para sus hijos. 

Fabián Soberón

es escritor, profesor universitario y crítico. Nació en J. B. Alberdi, Tucumán, Argentina, en 1973. Ha publicado la novela La conferencia de Einstein (1era. edición UNT, 2006; 2da ed. UNT, 2013), los libros de relatos Vidas breves (Simurg, 2007) y El instante (Ed. Raíz de dos, 2011), las crónicas Mamá. Vida breve de Soledad H. Rodríguez (Ed. Culiquitaca, 2013) y Ciudades escritas (Eduvim, 2015) y ensayos sobre literatura, arte, música, filosofía y cine en revistas nacionales e internacionales. El Fondo Nacional de las Artes publicó textos suyos en la Antología de la Poesía Joven del Noroeste (Fondo Nacional de las Artes, 2008). Es Licenciado en Artes plásticas y Técnico en Sonorización. Fue docente de Historia de la Música en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán. Actualmente se desempeña como profesor en Teoría y Estética del Cine (Escuela Universitaria de Cine), Comunicación Audiovisual y Comunicación Visual Gráfica (Facultad de Filosofía y Letras). Fue finalista del Premio Clarín de Cuento 2008. Con su novela Atalaya obtuvo una mención en el Premio de Novela Breve de Córdoba, con el Jurado integrado por Angélica Gorodischer, Tununa Mercado y Perla Suez. Ganó el 2do Premio del Salón del Bicentenario. Actualmente colabora con Perfil (Buenos Aires), Ñ (Buenos Aires), Boca de sapo (Buenos Aires), Otra parte semanal (Buenos Aires), La Capital (Rosario), El Pulso Argentino (Tucumán), La Gaceta Literaria (Tucumán), Los Andes (Mendoza) y Nuevo Diario (Santiago del Estero). Es miembro del consejo editor de la revista Imagofagia (Buenos Aires). Ha dictado talleres de escritura en Santiago del Estero, Tucumán y Buenos Aires. Ficciones de su autoría han aparecido en Ñ (Buenos Aires), El Pulso Argentino (Tucumán), La Gaceta Literaria (Tucumán), entre otras publicaciones. En el 2014 participó en el Encuentro Federal de la Palabra (Tecnópolis) y en el ciclo “Diálogo de provincias”, de la 40º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. En 2014 ganó la Beca Nacional de Creación otorgada por el Fondo Nacional de las Artes (Argentina). Textos suyos han sido traducidos al inglés y al portugués.

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