In Memoriam: Magdalena Davó Beltrá
Para Avant-Garde Odyssey
Luz del alma mía, Divina
que a mí me alumbra mi corazón
mi cuerpo alegre camina
porque de Ti lleva la ilusión.
Ay, como el agua.
Como el Agua (Tangos), Camarón de la Isla
En Viaje a Ixtlán (1997), Carlos Castaneda escribe que el verdadero arte del guerrero es equilibrar el terror de ser hombre con el prodigio de ser hombre; un enunciado del antropólogo y escritor peruano que refiere a la idea de que el ser humano es una paradoja, ya que por un lado existe el “terror de ser hombre”, que alude a la vulnerabilidad, la mortalidad y la incertidumbre que conlleva la condición humana, pero por otro lado, está el “prodigio de ser hombre”, que se refiere a la capacidad humana para la conciencia, la creatividad, el amor y la conexión con el mundo que nos rodea.
Conciencia, creatividad y amor son los tres poderosos rasgos de una auténtica, confiable y castamente designada guerrera: Magdalena Davó Beltrá, un enérgico destello de Luz que iluminó las montañas de Alacant, en la Comunidad Valenciana de España, una extensión territorial que había sido habitada ya desde el IV milenio a.C., por campesinos que se dedicaban a la agricultura y el pastoreo a lo largo de la Edad de Bronce (periodo entre el 3300 y el 1200 a.C., fase de la historia en la que se desarrolló la metalurgia del bronce como resultado de la aleación de cobre con estaño), aquellos aldeanos no sólo fundaron la cultura ibérica, sino que desarrollaron y perfeccionaron la alquimia (transmutación de la materia) una aculturación favorecida por fenicios y griegos. Entonces, esta región era conocida como Leuké (“promontorio blanco”).
Alicante, en la Edad Media era atrio para visigodos, francos e hispanorromanos, hasta la conquista cristiana con el Tratado de Tudilén en 1151. Concretamente, Alicante se integró dentro del reino Mudéjar de Murcia, que se constituía como protectorado de la corona de Castilla. Ya en la edad moderna, el puerto se convirtió en el más importante del reino de Valencia y el tercero de los reinos de Castilla y Aragón, tras Sevilla y Cádiz, que comercializaban con América.
Pórtico místico como los haya. La fértil llanura que rodea la ciudad es conocida por su belleza y abundancia, que ha sido objeto de leyendas y mitos, como la cueva del Cid, refugio del legendario Rodrigo Díaz de Vivar; el culto a la Virgen del Remedio y a Santa María Magdalena; las Hogueras de San Juan; todos con un componente sumamente mágico, conmovedor y pasional, aunado todo a la conexión con el Mediterráneo, fuente de inspiración y misterio, teniendo como telón la influencia árabe y morisca.
No es nada raro que numerosos místicos hayan acudido a Alicante para cumplir un entrenamiento espiritual que los llevaría a la Iluminación. Seres como Ibn Arabi, San Vicente Ferrer, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Jiddu Krishnamurti, Satyananda Saraswati, Eckhart Tolle. Y entre ellos, una semilla estelar, una flor que florece en el jardín de la vida, una belleza que iluminó nuestros días: Magda Davó Beltra; esencia que perdura en cada recuerdo, como el aroma de una orquídea que queda en el aire, recordándonos la fuerza y la maravilla de su existencia. Su espíritu, como el pétalo más delicado, siempre vivirá en nuestros corazones.
Magda, una viajera del espíritu, quien buscó trascender los límites de lo tangible para encontrar refugio en lo infinito. Ahora, su corazón late al ritmo de la Eternidad y la respiración de Dios; su espíritu se nutre de la Esencia Maestra, con ojos que van más allá de la apariencia. Magda contempla la belleza oculta en cada instante, su alma se inflama de pasión por la verdad. En esa búsqueda por la unidad, Davó Beltrá trascendió el tiempo y el espacio; encontró su hogar en el presente eterno con un corazón lleno de compasión y empatía que abrazó la incertidumbre y lo desconocido.
En este camino de Iluminación, Davó se convirtió en un puente entre lo humano y lo divino. Magda, tu inteligencia irradia un aura de paz y trascendencia.
Reluctante de información melindrosa, archivada, oculta, hermética a los ojos del vulgo, pero que tú conocías a la perfección; querías que todos lo supiéramos: todo está entrelazado en una danza cósmica y la realidad es un velo que oculta la verdad profunda; el verdadero refugio es el amor que late en el corazón del Universo.
Nos invitaste a la liberación del ego, y la transformación interior. Magda, fuiste una llave para desentrañar el misterio de la existencia, para encontrar la paz y la unidad en el abismo de lo absurdamente ignoto. Enemiga de la verduga medicina alópata; estudiosa y pragmática de la filosofía del neurocientífico Joe Dispenza, que combina la física cuántica y la espiritualidad. Sabías que el ser humano tiene la capacidad de transformar su vida y alcanzar su máximo potencial a través de la meditación y la reprogramación de la mente. Entendías bien que la mente es la creadora de la realidad.
Amiga, cómplice, secuaz de mentes despiertas como C. Tangana, Dave Chappelle, Teddy Swims, Joe Rogan, Miguel Poveda, Manolo Escobar, Miguel Bosé, Félix Rodríguez de la Fuente, Julio Iglesias y Lola Flores. No es que te gustara la moda y la sofisticación, sino que tú eras la sofisticación y la moda.
El guerrero, en la tradición de Castaneda, es el símbolo de alguien que busca la sabiduría, la disciplina y la conexión con la Fuente. Guerrera fiel y amorosa del Señor. Aceptaste la fragilidad y la mentalidad humana, celebrando la belleza de lo absoluto, sabiendo que todas las hojas son del viento…, y te entregaste a Él.