Las horas últimas de Alberto Caeiro
Alberto Caeiro era tuberculoso. Era joven, relativamente joven, cuando murió. Era un hombre humilde, sin estudios, frágil, poco dado a las reuniones sociales. Caeiro
Alberto Caeiro era tuberculoso. Era joven, relativamente joven, cuando murió. Era un hombre humilde, sin estudios, frágil, poco dado a las reuniones sociales. Caeiro
Estacioné mi viejo automóvil deportivo cerca de una escuela secundaria en los suburbios del oeste de Miami. Quería revisar en el GPS la dirección de
Miraba por la ventana los veleros en el horizonte cuando escuché: «Daniel Alejandro», me volteé y la abuela se había quitado la máscara
Un toro camina al borde de la carretera de tierra. Cuando llega a la ciudad, los peatones levantan sus dispositivos y le apuntan.
No sonrió al momento de presentarse, como si se tratase de un encuentro diplomático y no apenas una entrevista de trabajo. Fue firme su voz,
Había sido un día de investigación largo y extenuante. En mi viejo auto había tenido que recorrer interminables avenidas en el condado de Broward
«Allá adelante, en los días que se nos vienen, las personas serán sepultadas con vida dentro de otras. Y serán como
Hace un par de días, en el aeropuerto de Toronto, una mujer sentada al lado mío me preguntó qué hago en la vida,
En la sala de control, Santiago llamó al conteo regresivo. En treinta segundos saldrían al aire. El veterano productor recordó por instantes los eventos que
* Tampoco funcionó el martes pasado así que no debería haberme tomado por sorpresa lo que pasó hoy. Me imaginaba la apatía del resto de
Alberto Caeiro era tuberculoso. Era joven, relativamente joven, cuando murió. Era un hombre humilde, sin estudios, frágil, poco dado a las reuniones sociales. Caeiro
Estacioné mi viejo automóvil deportivo cerca de una escuela secundaria en los suburbios del oeste de Miami. Quería revisar en el GPS la dirección de
Miraba por la ventana los veleros en el horizonte cuando escuché: «Daniel Alejandro», me volteé y la abuela se había quitado la máscara
Un toro camina al borde de la carretera de tierra. Cuando llega a la ciudad, los peatones levantan sus dispositivos y le apuntan.
No sonrió al momento de presentarse, como si se tratase de un encuentro diplomático y no apenas una entrevista de trabajo. Fue firme su voz,
Había sido un día de investigación largo y extenuante. En mi viejo auto había tenido que recorrer interminables avenidas en el condado de Broward
«Allá adelante, en los días que se nos vienen, las personas serán sepultadas con vida dentro de otras. Y serán como
Hace un par de días, en el aeropuerto de Toronto, una mujer sentada al lado mío me preguntó qué hago en la vida,
En la sala de control, Santiago llamó al conteo regresivo. En treinta segundos saldrían al aire. El veterano productor recordó por instantes los eventos que
* Tampoco funcionó el martes pasado así que no debería haberme tomado por sorpresa lo que pasó hoy. Me imaginaba la apatía del resto de