
La Barbuda
El cura prendió la tablet ni bien se sentó en el confesionario. “Padre, he pecado”, leyó en el asunto del mail. Picoteó algunas frases sueltas:
El cura prendió la tablet ni bien se sentó en el confesionario. “Padre, he pecado”, leyó en el asunto del mail. Picoteó algunas frases sueltas:
Aquel invierno me había quedado sin trabajo. Anduve de sitio en sitio y hasta dormí bajo uno de los puentes de la isla hasta que
Las nubes heladas comandan el cielo pletórico de antenas, terrazas y balcones. En la esquina circulan algunos transeúntes desprevenidos. La puerta entreabierta deja
Una historia de amor mexicana se desarrolló en las aceras mojadas y rotas de una calle de Tláhuac. Fue cerca de un puente
Las hermanas Campos estaban sentadas por orden de edad al lado del féretro de su padre. Llevaban horas recibiendo a todas las personas
Yo era un niño de once años. Estaba en sexto grado de primaria. Al inicio del curso llegó a mi salón una hermosísima niña. Se
Teníamos la esperanza, y cruzábamos los dedos para que Paul Auster saliera con vida de cancerland, como él mismo, con ironía, calificaba el territorio en
A una semana para defender la tesis, respiro el lunes y me invito a almorzar a Linda’s Bar & Grill, cuna de los
Reseña de Muerte con campanas, por Esteban Miranda Hay una verdad que, a pesar de ser harto conocida, solo se puede inteligir por medio de
Existe una historia en la que siempre ha sido mi ciudad que es común. La del trepa que sube por un oscuro ascensor
El cura prendió la tablet ni bien se sentó en el confesionario. “Padre, he pecado”, leyó en el asunto del mail. Picoteó algunas frases sueltas:
Aquel invierno me había quedado sin trabajo. Anduve de sitio en sitio y hasta dormí bajo uno de los puentes de la isla hasta que
Las nubes heladas comandan el cielo pletórico de antenas, terrazas y balcones. En la esquina circulan algunos transeúntes desprevenidos. La puerta entreabierta deja
Una historia de amor mexicana se desarrolló en las aceras mojadas y rotas de una calle de Tláhuac. Fue cerca de un puente
Las hermanas Campos estaban sentadas por orden de edad al lado del féretro de su padre. Llevaban horas recibiendo a todas las personas
Yo era un niño de once años. Estaba en sexto grado de primaria. Al inicio del curso llegó a mi salón una hermosísima niña. Se
Teníamos la esperanza, y cruzábamos los dedos para que Paul Auster saliera con vida de cancerland, como él mismo, con ironía, calificaba el territorio en
A una semana para defender la tesis, respiro el lunes y me invito a almorzar a Linda’s Bar & Grill, cuna de los
Reseña de Muerte con campanas, por Esteban Miranda Hay una verdad que, a pesar de ser harto conocida, solo se puede inteligir por medio de
Existe una historia en la que siempre ha sido mi ciudad que es común. La del trepa que sube por un oscuro ascensor