#LaBola: A degüello
La habitación entró en nosotros. Oscurecida por las cortinas cubiertas por ventanas estrechas por las que entraba la oscuridad de adentro. Una de mis pieles
La habitación entró en nosotros. Oscurecida por las cortinas cubiertas por ventanas estrechas por las que entraba la oscuridad de adentro. Una de mis pieles
Mi casa, la de cuando era niño, siempre será inmensa y formará parte de lo que arrastro con el ridículo sello de lo perdido
resbala, resbala por la pendiente, déjate llevar por la inercia de tu propio peso y aprovecha el descenso para disfrutar la sensación de vértigo placentero
La otra mitad Nota: El guión del cómic que van a leer está basado en un sueño que tuve. El sueño fue bastante corto, pero
Siento como me hundo, despacio, sabrosamente, me elevo en el precipicio, me despeño, me despingo hacia mi sabiduría con una mueca bruta. Y, qué putada,
A mi amigo Felipe, a todos los que, cuando lo vemos, lo extrañamos. —Ale, ¿cómo le digo a Adrián que Cantor se murió? —Papi,
directa, vaga, tangible y poco demostrable: relaciona estas confesiones, escríbelas en un papel para que no se olviden y trata de pensar en ti.
Acaba de abrir la puerta. Sé que es él porque escoge esta hora en que no hay nadie para venir a orinar. Al principio me
Abrí la puerta a tu cuerpo y salí de mi casa… caminé asqueado por una vereda imbécil, muy blanca, llena de promesas ingrávidas, flojas,
Ronald llegó con un ejército de plastilina. Se plantó en medio del patio, el parecido al de la facultad de sicología, y se puso a
La habitación entró en nosotros. Oscurecida por las cortinas cubiertas por ventanas estrechas por las que entraba la oscuridad de adentro. Una de mis pieles
Mi casa, la de cuando era niño, siempre será inmensa y formará parte de lo que arrastro con el ridículo sello de lo perdido
resbala, resbala por la pendiente, déjate llevar por la inercia de tu propio peso y aprovecha el descenso para disfrutar la sensación de vértigo placentero
La otra mitad Nota: El guión del cómic que van a leer está basado en un sueño que tuve. El sueño fue bastante corto, pero
Siento como me hundo, despacio, sabrosamente, me elevo en el precipicio, me despeño, me despingo hacia mi sabiduría con una mueca bruta. Y, qué putada,
A mi amigo Felipe, a todos los que, cuando lo vemos, lo extrañamos. —Ale, ¿cómo le digo a Adrián que Cantor se murió? —Papi,
directa, vaga, tangible y poco demostrable: relaciona estas confesiones, escríbelas en un papel para que no se olviden y trata de pensar en ti.
Acaba de abrir la puerta. Sé que es él porque escoge esta hora en que no hay nadie para venir a orinar. Al principio me
Abrí la puerta a tu cuerpo y salí de mi casa… caminé asqueado por una vereda imbécil, muy blanca, llena de promesas ingrávidas, flojas,
Ronald llegó con un ejército de plastilina. Se plantó en medio del patio, el parecido al de la facultad de sicología, y se puso a