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Mr. White pierde y recupera

Mr. White cierra la puerta e inmediatamente sabe que le falta una cosa.

Poco tiempo atrás, mientras ojeaba la revista Life Extension, un producto había atraído la atención de su ojo izquierdo, el que no había sido operado aún de cataratas: el Pene Desmontable™ que vendía la compañía Happiness Forever. El producto no prometía un poder sexual maratónico, ni venía en colores varios, ni nada parecido. El interés de Mr. White se explicaba en lo conveniente que era el aparato: se llevaba puesto sólo cuando era necesario. Aquel domingo, es necesario. Mr. White va a encontrarse con Ms. Lancaster, y hay grandes probabilidades de que emplee su órgano.

El asunto es que no sabe dónde lo ha dejado.

En su memoria de cámara lenta llegan a él imágenes de una fiesta. Son del cumpleaños sorpresa de Mr. Smith, celebrado en la casa-club del condominio de Summer Lakes el martes anterior. Poco a poco, recuerda los detalles: ancianos de piel grasienta, mucha comida, una conversación entre él y Ms. Lancaster con un leve guiño de ojo. Se reconoce un tanto pasado de copas. Y ve a  Mr. Smith mirando el Pene Desmontable™ que Mr. White ha dejado en una mesa redonda. Mr. Smith odia a Mr. White. Le envidia su automóvil, sus herramientas y su juventud. Mr. White sabe que Mr. Smith lo odia. Y sabe que su vecino visita el mercado de pulgas todos los domingos.

El tiempo apremia. Su cita es a las seis y son las cinco. Mr. White maneja como un loco —dentro de la locura con la que puede conducir un viejo de setenta y ocho años que no ve bien— y llega corriendo al mercado. Nota un puesto de compra y venta. Allí hay juguetes viejos, hojas de afeitar oxidadas, caleidoscopios. Y, entre una lámpara de lava y un secador de pelo, está su pene.

El tipo se llama Joe y quiere treinta dólares por él. Mr. White piensa que el vendedor se está aprovechando y regatea un poco. Consigue que Joe se lo deje a veinticinco. Entra a un baño portátil sucio, se lo coloca, y sale al encuentro de su destino.

Mientras tanto, en el condominio de Summer Lakes, Ms. Lancaster tiene dificultades para insertar la Vagina Portable™ entre sus piernas. Qué porquería, dice en voz alta, mientras tira el aparato contra la pared sin pensarlo demasiado.

Versión libre de la canción “Detachable Penis”, de King Missile.

Este cuento pertenece al libro La derrota de lo real, que puedes adquirir haciendo click en la imagen.

Lonely astronaut on the beach.

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