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Matanza en Kentucky, otro episodio del descontrol de las armas en Estados Unidos

     Un tiroteo en un banco de la ciudad de Louisville, en el estado de Kentucky, dejó el lunes 10 de abril seis muertos —incluido el agresor— y ocho heridos. Entre los heridos estaba un policía recién graduado de la Academia.

     Connor Sturgeon, que trabajaba en el Old National Bank, y que al parecer tenía problemas mentales, irrumpió en el banco y abrió fuego contra los empleados con un fusil estilo militar AR-15, el arma usada en numerosas masacres en Estados Unidos. Después de asesinar a cinco personas y de herir a varias más, Sturgeon cayó abatido por la policía, que llegó rápidamente al edificio.

     La frecuencia con que ocurren estos incidentes de violencia en Estados Unidos es pavorosa. El Gun Violence Archive (Archivo de Violencia con Armas de Fuego), una organización sin fines de lucro fundada en 2013, con sede en Washington, señala que la cantidad de tiroteos masivos en Estados Unidos ha aumentado en los últimos años. En lo que va de 2023, se han producido en el país más de 130 tiroteos de este tipo, definidos como una agresión con arma de fuego en la cual al menos cuatro personas pierden la vida o sufren heridas.

     El Gun Violence Archive informa que en 2019 hubo 417 tiroteos masivos; en 2020, 610; en 2021, 690, y en 2022, 647. Es decir, desde 2020 han ocurrido casi dos matanzas diarias en promedio.

     En 2020, el porcentaje de asesinatos cometidos con armas de fuego en Estados Unidos, en relación con la cantidad de homicidios, fue de 79 por ciento. En Canadá, ese mismo año, fue del 37 por ciento; en Australia, del 13 por ciento, y en el Reino Unido, del 4 por ciento. En esos países, las armas no pueden adquirirse ni remotamente con la misma facilidad que en Estados Unidos, donde ya en varios estados —entre ellos Florida, Georgia y Texas— se puede salir a la calle con una pistola encima, sin necesidad de tener un permiso de las autoridades. Los números hablan: hay una relación entre el exceso de fusiles y pistolas en manos de civiles y la frecuencia de matanzas a tiros en la geografía norteamericana.

     En Estados Unidos hay más de 120 armas por cada 100 personas, la mayor proporción en el mundo. Las consecuencias de esa proliferación de armas son tan letales como una guerra. En 2021, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) informaron que 48.830 personas murieron por heridas causadas por armas de fuego, casi 8 por ciento más que en 2020. De esas muertes, casi la mitad fueron suicidios, al igual que en 2020.

     En la guerra de Vietnam, Estados Unidos perdió poco más de 58.000 soldados durante las dos décadas de ocupación del país asiático. Pero solo entre 2020 y 2021, la cantidad de muertes en la nación por arma de fuego superó con creces las bajas norteamericanas en Vietnam. Es como si dentro de Estados Unidos se estuviera librando una guerra a diario. Un conflicto cuya solución exige un control de armas estricto, acorde con la época en que vivimos y no con los lejanos tiempos de la fundación del país.

 

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