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Lo genuino: Tao Te Ching 19

En un sendero del bosque brooklynense en Prospect Park hace unos días observé un trozo de madera sin tallar, parte del tronco de un roble caído. Conté sus anillos, observé la forma de sus líneas, acaricié sus asperezas, sentí su olor a vida en transición, valoré su firmeza, le di un beso con sabor a bosque y tierra.

Lao Tzu nos dice que esa madera sin tallar es genuina. En el capítulo 19 del Tao Te Ching (traducción de Alejandro Bárcenas para Anamnesis Editorial, 2014) aconseja:

“Se genuino como la seda cruda y como la madera sin tallar”.

La madera sin tallar es el resultado de un proceso orgánico, natural, sin artificialidad. Nunca he visto ni sentido seda cruda. Ahora quiero hacerlo. Quiero aprender de ella a ser genuino. ¿Por qué?Ser genuino, para mí, es un acto de amor. Quiero ser genuino porque amo a mis padres, mis hermanas, mis amigos, mis amigas, la mujer que vive en mi corazón.

Cuando tengo miedo de ser genuino, algo anda mal. Quizá temo decepcionar a la persona que amo. Quizá algo me avergüenza. Quizá temo que se vaya. Sea por lo que sea, es necesario resolver la situación para que la relación sea amorosa.

Especialmente cuando se trata del amor Eros –cuando deseo intimidad afectiva, intelectual y sexual con una mujer– el único camino hacia la verdadera y profunda intimidad es ser genuino.

¡Cómo cuesta! Tengo que mostrarme, con mis cualidades, mis vulnerabilidades, mis sentimientos y mis falencias y carencias.Y sin embargo, al ser genuino disminuyen mis preocupaciones y afanes. Vivo y me muestro tal como soy. Lo demás no lo controlo yo sino el fluir de la Vida.

Quizá por ello Lao Tzu aconseja en el mismo pasaje: “Disminuye la preocupación sobre ti mismo y reduce tus deseos”.

Quiero ser como la seda cruda y la madera sin tallar. Quiero ser genuino para quienes amo. Lo demás será. Lo demás vendrá.

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