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#LaBola: Inspiración

Nada me inspira. Estoy mirando un video en 4K de un arrecife coralino de colores increíbles. Hay peces de distintos tamaños, hay abanicos de mar, hay arena, hay esponjas de mar y cangrejos de neón.  Hay mucha agua. Se ve una caspa, un polvo flotar por todas partes, hay anclas oxidadas y una lata de Pepsi llena de pececillos. Hay mucha agua. Hay una música tranquila, con sonidos solemnes. Rebota.

Nada me inspira. A un pie de la pantalla de 70 pulgadas hay un cuadro de Bernard Buffet. Son cinco flores redondas azules rodeadas de hojas acuchilladas de un verde oscuro marcadas con líneas negras. Las flores salen de una maceta que está sobre una esquina de mesa. La mesa tiene el mismo color de la maceta, pero la cubre un mantel blanco. El fondo del cuadro es del color del mantel. No es un cuadro pintado, es un cuadro bordado con estambre, con un marco metálico que no lo favorece. Lo compré cuando tenía más dinero, como inversión, pero no creo que incremente su valor. Me especializo en eso, en invertir en cosas que no producen nada.

Nada me inspira.  Poseo un inmenso talento que me aburre. No sé cómo usarlo. Me aburre ser tenaz, perseverar es sinónimo de una pared blanca masiva. Antes encontraba la esperanza entre las piernas de una mujer. Me encantan las vaginas con labios regordetes. Esas que parecen una boca haciendo un puchero de cariño. Con mis dedos doblaba sus comisuras hacia la derecha y me alegraban con su sonrisa vertical.

Nada me inspira. El tiempo ha dejado de pasar y solo siento una duración, un lapso inmedible. Todo es presente, el pasado, el presente, el futuro, han venido hacia delante y son un paisaje bidimensional desparramados sobre un cristal duro como huevos estrellados. Nada es diáfano. Las letras se amontonan y ya no las percibo hileras horizontales, sino como columnas zigzagueantes. Mi pierna derecha tiene cicatrices enormes y pequeñas. Me duelen los dedos. Hay un pez payaso del tamaño de un melón en medio de la sala. Desde el ventanal me invaden los grises, son dulces y lentos, como esas gramafámenas que descabellan los cloroplastos en minifandangos vinícolas.

Nada me inspira. Mi pecho está sentado sobre un vacío confortable. Es tibio, pero caliente. De un calor distinto, es un tubo blando del que emana un silencio fogoso.  Si me miro veo mi cuerpo, si me siento soy un hueco del que parten las carnes que veo. Mis movimientos parten del vacío, de una implosión. Es una oscuridad multicolor.

Nada me inspira. Ni decir que nada me inspira. Ni pensar que decir que nada me inspira no me inspira. Es extraño que la repetición se placentera. Repetir repetir repetir repetir prepetir tireprti tiperti repetir peretit pertori peretir repetir repetir reprtir repetir repetir repetir reptepr repetir, perpetir. Al repetir todo se siente igual. De pronto recordé a una novia de la que fui su primer amor. Ella siempre me guardó en su memoria como algo preciado, teneiamos dos tatuajes idénticos en el empeine del pie izquierdo. Ella pasó sus dedos  sobre el dibujo durante veinte años, durante matrimonios, durante felicidades, durante hijos, pensando en mí.

Yo pensé que me odiaba. Yo olvidé que nos habíamos hecho el tatuaje juntos.

Nada me inspira. Recordé a Panero no sé por qué carajo. Carajo me vino a la mento y dije la palabra infinitas veces durante dos segundos. Puedo medir el lapso, pero dentro de él, las cosas perduran de otra forma. Algas puntiagudas forma un erizo vegetal hiriente anaranjado. Duro, a pocos metros yace muerta un ánfora. Quisiera tener dinero. Mucho dinero, esa cantidad que colme el espacio infinito y se salga, borbotones de billetes, qué sonidotan rico: billete, billete, billete, billete, billete, dinero dinero dinero billetes. Me duele un punto cercano a la axila  derecha. Creo que es cáncer. Probablemente no lo sea. Probablemente lo sea. El “no” lo quise escribir pero salió forzado, parece que mentir no me inspira. Parece que mentor no me inspira. Parece que mentor no me inspra, Paraece que mentir no me inspira. Parece que mentor no me inspira. Me cansé de volver atrás y arreglar la palabra inspira, o cualquier palabra. A partir de ahora no voy a arreglar nada.

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