En su galardonada Miasis, Mª Carmen Copete Góngora nos sumerge en una pesadilla de tintes primigenios y oscuros de la que parece imposible escapar.
Las deidades lovecraftianas son un elemento quizá ineludible en la literatura moderna de terror. Su amenazadora presencia es la base y el origen de muchas historias, pero no siempre logran trascender los mitos conocidos y contar algo nuevo o diferente que realmente sorprenda. Miasis, de Mª Carmen Copete Góngora (Terrassa, 1984), ganadora del Premio de Novela Corta El Proceso (concurso literario convocado por Ediciones El Transbordador), es una excepción, ya que toma como inspiración estas divinidades malignas y crea algo nuevo que resulta aún más aterrador.
Esta nouvelle despliega sus intenciones y su oscura promesa desde las primeras páginas, sumergiéndonos de inmediato en la historia de una organización que construye un pueblo en el desierto de Tabernas (Almería, en Andalucía) para experimentar con una larva de la familia de los dípteros, descubierta por casualidad por el conductor de un programa aficionado en YouTube, llamado Entomología para principiantes, que presenta unas características bastante particulares. El científico accede a iniciar una investigación sin saber que el objetivo final de la organización es diferente al que había previsto.
Con un ritmo acertado, una atmósfera inquietante y una intuición certera sobre lo que se debe mostrar y lo que es mejor dejar a la imaginación, Miasis atrapa y no suelta hasta su asombrosa conclusión, dejándonos con ganas de seguir leyendo a esta interesante escritora, digna hija del príncipe oscuro de Providence.
Copete Góngora es autora, además, de Enûma Elish y La ciudad mimética (Obscura, 2021).
¿De dónde nace la idea para Miasis?
Justo de donde jamás esperé hallar inspiración. Estaba viendo un documental sobre la discoteca Collective, que se incendió provocando varias muertes y otras desgracias. Cuando hablaron de las víctimas, y mientras contaban su estancia en el hospital, sucedió un problema con los desinfectantes, y varias enfermeras denunciaron que las heridas por quemadura tenían gusanos. Pusieron el video. Y de repente sentí que esa era la idea que estaba buscando. Larvas en las heridas. Tenía esa imagen en la cabeza; fue algo impactante. El resto se fue desarrollando prácticamente solo.
Miasis va directo al grano; en las primeras páginas queda definido el conflicto y a lo que se enfrenta el personaje, pero, curiosamente, esto no afecta la tensión ni diluye la sensación de misterio que impregna la historia. ¿Cómo lograste eso? En muchas novelas la revelación de lo que realmente está pasando toma muchísimo tiempo…
Siempre he pensado que esta historia vino a mí por obra de una inspiración bastante poderosa. Me explico: tuve apenas tres meses para crearla de principio a fin, con sus revisiones, investigación y todo lo que eso conlleva. Normalmente hace falta más tiempo para desarrollar, pulir, planificar… Lo extraordinario fue que no necesite casi nada de eso. Las palabras me salieron solas, igual que la trama, el conflicto y el modo de realizar todo. Lo único que pensé fue: vamos a darles información importante al principio. Si les interesa saber el resto y se quedan, será una buena historia.
¿Qué tanta investigación fue necesaria acerca de las larvas, capullos, moscas y la infestación?
En este caso, no demasiada, puesto que el ciclo de vida de la mosca es algo bastante conocido. Me llevó más tiempo investigar el lugar donde se desarrolla la historia o temas como la astrología.
¿Qué tan familiarizada estabas con el desierto de Tabernas?
Confieso que nada familiarizada. Nunca he tenido el placer de visitarlo. Solo conocía su existencia de haberlo visto en imágenes por internet, pero me pareció el lugar perfecto para ubicar la historia de Miasis, aislado y con su magia inherente. Quería que otras personas lo conocieran también.
La influencia de H. P. Lovecraft es evidente y aquí aparece elevada a un nivel diferente y muy interesante. ¿Cuáles fueron las otras fuentes de inspiración de las que bebió Miasis?
Sin duda, la película The Empty Man. Incluso su banda sonora me acompañó en todo el proceso de escritura.
Hay muchos elementos en la historia de Miasis que podrían haberse expandido para formar una obra más extensa (el personaje de Gorgona, la organización, el armario de libros especiales, etc.). Sin embargo, así como nouvelle funciona a la perfección. ¿Cuándo decides que la historia que tienes entre manos va a ser breve y que muchas cosas se quedarán por fuera de la página?
Fue algo que tuve claro desde el principio. Miasis fue concebida para participar en el certamen de novela corta de la editorial El Transbordador. Existía un número máximo de palabras y tuve que ceñirme a ello. Por ese motivo, quizá exista esa sensación de que ciertos elementos podrían haberse desarrollado más. Muchas cosas quedaron en el tintero, y esto quizá fue lo más complicado de todo el proceso de creación: montar una historia con un pasado y dejarlo entrever.
¿Qué tan complicada fue la creación de la criatura que mora en el centro de esta historia?
No fue excesivamente complicada. Yo sabía que quería una criatura dormida bajo tierra; lo único que tuve que hacer fue inventarle una apariencia. Pero incluso eso lo solucioné rápido porque justo el año anterior a la creación de Miasis me habían regalado un ornamento en forma de cráneo de bisonte. Lo miré un día con más detenimiento y me dije: eso es. Después lo modifiqué un tanto para la historia; quería que fuera más sobrenatural.
¿Hay alguna posibilidad de que leamos en el futuro algún cuento o novela que tenga alguna relación con los eventos descritos en Miasis?
Por ahora no entra en mis planes.
En tu relato “La colmena” cuentas una historia en la que son centrales otros insectos. ¿De dónde viene tu interés por estas criaturas? ¿Leeremos algo nuevo con otro protagonista de esta “familia”?
Es posible que todavía tenga más historias que contar… En este caso, el mundo de las abejas me pareció tan sumamente interesante que pensé que debía escribir algo relacionado con ellas. El mundo de los insectos está lleno de elementos cautivadores. Además, suelen dar miedo o asco a pesar de que muchos son inofensivos. Eso da mucho juego. A la hora de crear un body horror que impacte, un insecto siempre viene bien.
¿Cuáles podrías decir que son las autoras y autores que más te han influenciado?
Más allá de autores clásicos, como Poe o Lovecraft, sin duda Santiago Eximeno y Catriona Ward.
¿Qué puedes contarnos sobre tus próximos proyectos?
Aunque ahora estoy tomándome unos meses de descanso, tengo entre manos un proyecto muy interesante que creo que gustará mucho: terror rural español, un género al que le veo muy buenas posibilidades. Tengo toda la historia desarrollada en mi cabeza y las primeras páginas. Espero poder sacarlo a la luz tras mi descanso y que tenga buena acogida.