Karina Sainz Borgo nació en Caracas en 1982 y reside en Madrid desde 2006. Ha publicado los libros de periodismo Caracas hip-hop (Caracas, 2007) y Tráfico y Guaire. El país y sus intelectuales (Caracas, 2007) y mantiene el blog Crónicas barbitúricas. Trabaja como periodista especializada en temas culturales para medios digitales como Vozpopuli o Prodavinci. cronicasbarbituricas.blogspot.com
Sainz Borgo forma parte del primer volumen de Huellas en el mar -narradores latinoamericanos en España-, con el cuento «Almohadas».
Pregunta cliché pero que siempre nos interesa hacer: cuéntanos acerca de tu trayectoria literaria, tus primeros pasos, ¿en qué medios escribes?
Empecé a escribir muy pronto, aunque es cierto que no había publicado ficción hasta ahora. Desde hace doce años trabajo como periodista. Comencé en el diario El Nacional, en Caracas. En España he escrito para algunos medios, entre ellos Quimera y El Mundo. Ahora trabajo en un digital llamado Vozpópuli. Todo este tiempo he trabajado como periodista cultural. El material que tengo publicado es, justamente, periodístico: Caracas Hip-Hop, un libro que plantea la visión de una Caracas a través de ese movimiento y otro de tipo más político y literario, pero igualmente periodístico, llamado Tráfico y Guaire: el país y sus intelectuales.
¿Hace cuánto tiempo emigraste de tu país? ¿Desde un principio llegaste a España?
Llegué a Madrid cuando tenía 24 años. Ahora tengo 32. Estoy por cumplir ocho años en esta ciudad, que fue, en efecto, la primera a la que llegué y en la que permanezco.
¿De qué manera afecta vivir en un país ajeno en tu escritura??
La experiencia del viaje –irse, llegar a un nuevo destino y descubrirse en el punto medio entre ambas cosas-, me obligó a echar mano de la escritura más concientemente. Solo así he podido asir la experiencia de la distancia –de la reinvención que ella supone- y lo que ella ha hecho –y todavía hace- conmigo. Apenas llegué a España comencé un blog, Crónicas Barbitúricas. Desde entonces ese ha sido el lugar desde el que elaboro todo cuanto ocurre a mi alrededor. Esa dinámica me permitió relacionarme de manera más cordial con mi propia voz, que no es ni periodística ni literaria, sino una mezcla algo estrambótica de ambas.
¿Como te apropias de ese país nuevo? ¿En la vida cotidiana, el lenguaje juega algún rol en esa apropiación?
España la entendí de dos formas algo distintas, pero igualmente lingüísticas: a través de su literatura, a la que fui llegando torpemente y de a poco; y a través del fútbol. Sí: fútbol. Porque quien dice fútbol dice bar, reunión, énfasis, oralidad, insulto, retranca. Suelo leer en bares y ver fútbol en bares, casi siempre sola. Ambas experiencias, aunque juntas no lo parezcan, han sido muy potentes en el uso y la comprensión de un lenguaje –su esfera personal- que, siendo el mismo, muestra pliegues, dobleces, cadencias…
Cuando regresas a tu país o comparas tu obra con la de escritores que residen en tu país, ¿notas que te hayas distanciado? Si la respuesta es sí, ¿lo consideras positivo o negativo? Si la respuesta es no, ¿qué crees que hace que se conserven esos lazos?
No estoy segura. Pienso que, por una cuestión generacional y personal, hay cosas que me distancian y otras que me unen. La propia experiencia migratoria me hizo redescubrir registros, autores e historias –a su manera mestizas-, que mezclan tanto del lugar del que soy como del que me encuentro. Soy hija de inmigrantes europeos emparentados con venezolanos. Me enorgullece decir que la mía es una mezcla de españoles, por un lado; con otra, muy venezolana: la de tres hermanos italianos que llegaron a hacer el ferrocarril a comienzos del siglo pasado, y se casaron con sus tres negritas de Turmero. Todo eso, aunque no lo parezca, está en lo que escribo, lo que pienso. Y algo de eso hay también en esa permanente frontera en la que vivo: mitad escritor, mitad periodista; hija de la generación de la devaluación de los ochenta y migrante de la Venezuela chavista; mitad de aquí, mitad de allá. Y nunca, en el tiempo que viví en mi ciudad, había notado la potente mezcla –de identidades, nacionalidades e ideologías- que se cocía a fuego lento en mi casa. Los lazos, en mi caso, están en el tránsito. Y es cuando percibo esas vetas, cuando me doy cuenta de que –literariamente- sigo pareciéndome al sitio del que provengo.
Existe en America Latina cierta convicción de que, quien quiere triunfar como escritor, ha de intentarlo en Europa o EEUU. Ahora que estás viviendo la experiencia de este intento, ¿crees que tal convicción es acertada?
La expresión triunfar me suena, cómo decirlo, combustible, acaso peligrosa. Si por éxito entendiésemos publicación, pues en ese sentido tendría poco qué decir. Si por éxito entendiésemos una elaboración acerca de la propia escritura, entonces soy más optimista. De haberme quedado en mi ciudad, no sería la misma persona. No tendría en mi equipaje nuevas palabras, ni experiencias que exigieran de mí escribirlas para entenderlas. En ese aspecto, pues sí, reivindico tal cosa como una ruta del quehacer literario. Pero también es cierto que leo a muchos autores que permanecen en sus países y me parecen tan buenos como otros que no.
Como escritora y como emigrada, ¿qué cosas facilitan tu profesión y qué cosas la dificultan?
Lo mismo que la facilita la dificulta. Yo no vivo de escribir ficción. Vivo de hacer periodismo. Y aunque nutre tanto como agota, es difícil –después de estar todo el día tecleando- sentarse frente a otra pantalla, escandalosamente más blanca, a escribir. Incluso el propio acto de la lectura de modifica, se intoxica, a la vez que aporta cosas nuevas.
¿Crees que se hace un tipo de literatura adentro de Latinoamérica?distinto al que hacen los latinoamericanos en el extranjero??
Creo que, así como las geografías se relativizan y se solapan, la escritura que respondía a ese esquema también. Quizás sea una cuestión generacional, pero con Roberto Bolaño aprendí a suturar esa herida que antes era el territorio.
Para terminar, cuéntanos, por favor, un poco sobre tus proyectos literarios futuros, ¿qué podemos esperar próximamente de Karina Sainz Borgo?
Hay un libro de crónicas que está buscando editor y también una novela, una primera novela, también en busca de editor. A ver qué pasa.
El primer volumen de “Huellas en el mar” contiene cuatro magníficos cuentos, cuyos protagonistas son: un saxofonista extranjero que observa a una mujer del pasado mientras toca su canción favorita; una esposa que intenta curar la herida de su pareja, como una metáfora de un matrimonio que les hace infelices, antes de internarse en un psiquiátrico; una adolescente cuando descubre su primer amor lésbico a ritmo de ópera; y un hombre criado en internados que regresa a la casa familiar que ha sido invadida. Relatos que establecen, también entre sí, un diálogo que sirve para explorar cómo muta la voz de un autor cuando se marcha de su país.
Autores: Cristina Peri Rossi (Uruguay, 1941), Antonio José Ponte (Cuba, 1964), Santiago Roncagliolo (Perú, 1975) y Karina Sainz Borgo (Venezuela, 1982).
Este ebook incluye los cuentos: “Principiantes absolutos”, “Almohadas”, “Tristán e Isolda” y “De este lado del muro”.