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Jennifer Thorndike: el dolor termina guiando a mis personajes

Jennifer Thorndike

¿De qué manera afecta vivir en un país ajeno en tu escritura?

Vine a Estados Unidos para hacer un doctorado y eso ha sido decisivo para mi escritura. El acercamiento a la teoría política ha hecho que cambie mi perspectiva sobre la realidad. Ese cambio ha influenciado mi escritura, sobre todo cuando tengo que plantearme qué quiero hacer con la literatura porque yo no quiero escribir para entretener ni para reivindicar nada que venga desde el poder. Yo intento hacer una literatura que incomode al lector, que no le diga lo que quiere escuchar, sino al contrario: que lo coloque en una posición moral complicada, que lo haga replantearse sus creencias.

¿Cómo te apropias de ese país nuevo? ¿En la vida cotidiana, el lenguaje juega algún rol en esa apropiación?

Intentado siempre aprender. El aprendizaje es algo que viene de todos lados: de los libros, el lenguaje, de la vida de otras personas con las que te cruzas. No sé si apropiarse es la palabra, sino estar en un estado de curiosidad permanente que te haga cuestionarte todo el tiempo.

Cuando regresas a tu país o comparas tu obra con la de escritores que residen en tu país, ¿notas que te hayas distanciado? Si la respuesta es sí, ¿lo consideras positivo o negativo? Si la respuesta es no, ¿qué crees que hace que se conserven esos lazos?

No creo que haya un distanciamiento porque muchos escritores de la generación escriben desde fuera. Y la mirada, para bien o para mal, está puesta en el Perú. Aunque uno viva fuera, siempre se tiene un bagaje que arrastra y que está presente en las obras, así no menciones el país de donde vienes. Y ese bagaje es parecido para los escritores de la generación. Somos los niños que crecimos en los noventa y que nos hicimos jóvenes en los 2000. Las miradas cambian, pero creo que eso siempre sale, incluso si uno lo quisiera evitar.

Existe en Ámerica Latina cierta convicción de que, quien quiere triunfar como escritor, ha de intentarlo en Europa o EEUU. Ahora que estás viviendo la experiencia de este intento, ¿crees que tal convicción es acertada?

La mayoría de lectores están en tu país, eso es innegable. Además, todo lo que se hace fuera, sirve más para que repercuta dentro. El “triunfo” afuera es una ilusión que vende humo para adentro. Ganar un premio o publicar fuera no vale de nada si en tu país no te lee nadie. Yo no estoy intentando hacerme escritora en Estados Unidos, yo soy una escritora que vino a hacer un doctorado e intento seguir escribiendo para seguir teniendo lectores en Perú y ojalá fuera. Para mí el triunfo está en tener gente que venga a decirte que leyó tu novela y que le gustó, que se sintió conmovido o tocado, que le hiciste cambiar de manera de pensar. Todo esto me ha pasado. Lo demás sirve para sentirse bien. Es lindo sentirse bien, sí, pero tener lectores verdaderos lo es más.

¿Qué crees que podría aportar el formato digital a tu carrera y a las de otros escritores emigrados?

Más difusión. Si no encuentran tus libros en librerías, el formato digital está ahí al alcance de cualquiera.

Antifaces es tu nuevo libro de cuentos. Háblanos un poco sobre él: cuál fue el criterio de selección de textos, cómo surge la idea de armar una antología personal, tiene material inédito.

Antifaces es una compilación de cuentos que había publicado en diversas antologías peruanas y latinoamericanas. Me gustó mucho la idea de reunirlos en una sola publicación. Me di cuenta que en el libro está la idea de ser otro, de tratar de convertirse en otra persona para intentar sobrevivir en medio del dolor.  a lo más sórdido, a ese lugar del cual ya no hay regreso. El lugar que al lector lo pone incómodo. Si consigo esto, para mí es un gran logro.

Haz click en la imagen para leer el cuento «Labios ajenos», que forma parte del libro Antifaces

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