Nada hace recordar a Macondo mientras cae la nieve. Es difícil imaginarse el universo de Gabriel García Márquez en una ciudad donde no hace calor, donde el verano es un suspiro y el blanco es su vestido más común el resto del año. En definitiva, encontrar restos de la familia Buendía por las anchas avenidas de la capital rusa es casi una quimera.
Pero Gabo es universal. Y a nadie deja indiferente. Su mundo literario, cultivado en el Caribe logra llamar la atención incluso de aquellos que han crecido en medio del frío. Ese es el caso del dramaturgo y director de teatro Válery Ushakov, quien se propuso el reto de crear una obra donde pudiera atrapar el mundo garcíamarquiano desde su particular punto de vista.
Confeso seguidor de la obra del escritor de Aracataca, Ushakov se convenció de que tenía que crear una obra de teatro que incluyera su universo.
El señor Márquez y sus novelas se volvieron cada vez más parte de mí. Su trabajo es una inspiración tal que, en cierto momento, me di cuenta de que mi objetivo sería crear una obra de teatro con el espíritu de él y de sus libros.
Ushakov siempre nombra al Nobel colombiano por su segundo apellido: Márquez. Quizá porque en la cultura rusa a las personas se les identifica con el nombre y el patronímico, que van siempre de la mano, mientras que el apellido queda separado. Ante esa regla, el Márquez de Gabo se convierte en su símbolo de identidad.
De esta manera se entiende que el título de la obra sea Márquez sin palabras (Marquez bes slov). Sí, puede parecer una contradicción cuando hablamos de un escritor. Porque las palabras son el material básico de su trabajo. Sin embargo, Ushákov asumió el reto de crear un mundo basado en la obra de García Márquez, pero donde el silencio fuera un elemento que inundara por completo el escenario. Afirma que lograrlo fue un desafío enorme.
Fue una prueba de esfuerzo, quería establecerme una meta interesante, tanto dramática como de dirección. ¿Por qué sólo utilizar el texto del autor? Pensé que era necesario crear una obra separada de su base. Fue un reto para nosotros mismos. Crear algo expresado en palabras, pero sin palabras. Fue difícil, no sabíamos cómo trabajar de esa manera, pero todos queríamos aprender. Y luego, para mí el mundo de Márquez es muy lacónico. Sí, hay una historia, pero los personajes de sus obras interactúan poco entre sí y, aún más, hablan menos. En cierto modo encontré al señor Márquez en silencio y siento que él es el autor de la voz humana interna.
Ushakov añade que, ante el reto, el proceso creativo de la obra se llevó a cabo a la par que el montaje de la puesta en escena.
Esto resultó en una maravillosa combinación entre la fuerza y la creatividad de nuestro gran equipo y el espíritu del señor Márquez. Los actores y actrices obtuvieron mucha libertad para generar ideas que, después de discutir con el equipo, se combinaron y se convirtieron en parte de la obra.
Esta libertad abrió la posibilidad de un proceso creativo constante, por lo que la obra está en desarrollo permanente. Ushakov subraya que esto permite mejorar de una presentación a otra.
Y es cierto que es imposible imaginar que, una obra tan diversa y tan llena de sorpresas, sea igual un día y al otro también. Y mientras el sonido de los movimientos inundan la sala, el espectador queda hipnotizado ante los diferentes elementos que se presentan en el escenario: manos que salen de cajones, personajes que se persiguen, se anulan, se esconden, se enamoran.. desaparecen.
Y, de repente, llega un momento en que olvidas que aquello que ves tiene que ver con el mundo garciamarquiano: cierto vestuario, movimientos o elementos, son, de algún modo, ajenos a todo lo que aparece en la obra de Gabo.
Imagina un mar embravecido, donde se hunden los barcos. Podría decir que la vida es ese mar, y todo lo que pasa, todas las impresiones, eventos, personas, conexiones, son piezas mágicas que desaparecieron en las profundidades de ese mar. Y aquí, dentro del abismo de este mar, un barco con tesoros se hunde, y creo que el mundo creado por Márquez es un verdadero tesoro. Cuando pasa más y más tiempo y el mar arroja a tierra los restos de esos naufragios. Un ancla, un trozo de vela, algunas monedas de oro, joyas, esto ya no es un barco, sino partes de él. Y me gustaría subrayar que nuestra obra es una pequeña parte de los tesoros del mundo literario de Márquez,. Una pieza que se ha cosido de diferentes materiales.
Ushakov puntualiza:
Nuestro espectáculo no se basa de manera precisa en el trabajo de Márquez en el sentido habitual de esta afirmación. Nuestra actuación solo está inspirada en su mundo, en el espíritu de sus novelas.
Y, ante todo, defiende que es una obra auténtica y una composición artística genuina. Recuerda, además, la novela Eugene Oneginde Alexander Pushkin, la cual nació como una parodia de los poema de Byron, así como el Quijotenació como también como parodia de la novela caballeresca. Y matiza:
De todos modos, no quiero comparar el valor artístico de nuestra obra con las de Pushkin y Cervantes, solo quiero decir que Márquez nos inspiró a grandes hazañas. Pero no seguimos la historia exacta, claramente, hicimos nuestra historia basada en sus escritos.
Es por este motivo que al presenciar la obra, el espectador conocedor de la obra del Nobel colombiano, intenta descubrir quién es cada uno de los personajes que aparecen en ella. Aunque en el programa descubrimos nombres conocidos como Aureliano o Úrsula, sus comportamientos y movimientos distan mucho de los personajes de los libros.
Para Ushakov es una pregunta difícil cuando se le cuestiona sobre qué representa cada personaje y asegura que se podría hacer una disertación doctoral de cada uno. No obstante, al momento de crearlos se preocupó por darles características reconocibles y familiares para el público.
Cuando se estaba formando la esencia de los personajes y su identidad, queríamos que fueran en parte particulares e independientes y, por otro lado, que fueran universales. Tratamos de darles tal forma, que cada espectador pudiera complementar su carácter personal con su imaginación y pegar impresiones juntas durante la actuación.
Si nos ceñimos al programa, aparte de Aureliano y Úrsula, también hay un Coronel (que nunca viste ropas de militar). Como si en la obra, el personaje del Coronel Aureliano Buendía se desdoblara. Ambos personajes son la piedra sobre la que se construye la obra.
Aureliano es un hombre pequeño al borde de grandes descubrimientos, pero tiene miedo de mirar hacia adelante. Se enfoca constantemente en su pasado o en el recuerdo de su familia y de las personas cercanas a él. Aureliano y el Coronel son dos lados del Aureliano humano. El Coronel ha sido transformado por la guerra que lo convirtió en un ser cínico. Mira a Aureliano con sarcasmo y una gran sonrisa, se mira a sí mismo cuando era joven y como alguien que tuvo que pasar por todo en la vida. Eventualmente, esto resulta en el hecho de que el Coronel mata a Aureliano, lo que significa que el Coronel está matando a su antiguo yo, la parte sentimental de su alma. Todo para asegurarse de que pueda seguir adelante, de que dará el siguiente paso en la vida.
Pero ante todo, Ushakov dice que Aureliano es una representación colectiva. No es solo Aureliano de las obras de García Márquez, sino todavía algo más trascendente que explica ese silencio que rodea no sólo a la puesta en escena, sino al mismo espíritu de la obra.
Para mí es también el mismo Márquez en el período previo a su novela, (…) mientras que el “Sin palabras” es más bien un estado interno del personaje principal. Tomemos el ejemplo de un escritor sentado frente a una hoja de papel vacía y pensando en la primera palabra que quiere escribir. En cierto momento, las palabras aparecen en el papel, lo que dará como resultado más palabras y más palabras y, finalmente, formará una novela maravillosa.
Durante el proceso de creación, el director incluso pensó en un escenario donde un escritor, en este caso García Márquez, busca la palabra inicial correcta para su nueva novela. Busca una palabra poderosa, y para conseguirla mira directamente hacia el pasado.
El pensamiento perfecto aparece y esto conducirá a la primera palabra de la historia. Como resultado, la obra terminaba con la primera palabra de Cien años de soledad. No obstante, esta variante cambió en el guion y se transformó en el momento que Aureliano arroja hojas de papel al comienzo de la obra.
El pequeño teatro en el que se presenta, ubicado dentro del Jardín Botánico de la ciudad, tiene llenos absolutos en cada una de las presentaciones. Y, al final, el estruendo de los aplausos rompen con el silencio de la obra. No obstante, Ushakov asegura que las reacciones del público son diversas.
Hay personas que aman absolutamente la obra y que comprenden el significado y resuelven los secretos de la misma y su historia. Por otro lado, también hay personas que no la reciben de forma positiva, pero eso también está bien.
Uno de los sueños del director es poder presentarla en América Latina. Está convencido de que sería una experiencia fascinante el reto de confrontar su obra con el público latinoamericano, quizá en medio del calor del Caribe, lejos de las blancas calles de Moscú.
Creo que definitivamente nos entenderemos, porque hablamos un idioma universal donde no hay diferencias de nacionalidades, políticas o religiosas. Hablamos el idioma del teatro, el lenguaje del arte.
Página Web: http://www.teatr-sad.ru/index.php/news/nash-novyj-proekt-markes-bez-slov
Crédito de las fotos: Alexandra Torgushnikova.