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El alma por el pie

Pablo Brescia

La literatura: Björnstjerne Björnson

Hace tiempo que quiero escribir sobre los discursos de aceptación de los premios Nóbel de literatura. ¿Qué concepción del arte se esconde detrás de esas palabras? Esta es mi primera entrega.

Los premios comenzaron a otorgarse en 1901. Ese año se le dio al poeta francés Sully Prudhomme (1813-1907), quien no pudo asistir a la ceremonia por encontrarse enfermo. En 1902, el reconocimiento fue para el historiador alemán Christian Matthias Theodor Mommsen (1817-1903), quien también se ausentó de la ceremonia. Es en 1903, con el premio otorgado al escritor noruego Björnstjerne Björnson (1832-1910), cuando, gracias a la labor de recopilación del profesor Horst Frenz (Nobel Lectures 1901-1967), tenemos el primer discurso de aceptación.

Björnson fue un intelectual de su tiempo, activamente involucrado en la política, y escritor polígrafo, autor de novelas, obras de teatro, poemarios e incluso de la letra del himno de su país (“Sí, amamos este país/que se levanta,/rugoso y erosionado,/sobre el mar”). La academia sueca decidió reconocerlo por su trabajo versátil como poeta y la inspiración y la pureza de sus versos. Al leer y examinar su discurso, es notable el énfasis puesto en la creencia de que la vida es fundamentalmente buena, “ya que si el mal hubiera derrotado al bien, hubiéramos desaparecido hace mucho tiempo”. El propósito del arte, para el escritor noruego, es diseminar las ideas sobre esta dualidad que ha moldeado la conciencia humana y, en esa tarea, no debe eludirse ninguna palabra, acción u horror. El escritor debe estar a la altura de su labor; “el miedo no debe hacernos retroceder ante los caminos que se abren frente a nosotros”, agrega. Dice Björnson que el artista no está exento de responsabilidades; por el contrario, su responsabilidad es mayor que la de los otros, ya que es él quien encabeza la procesión. Una pequeña muestra de la actitud vital de Björnson ante la vida y la literatura está en la primera estrofa del poema “La canción de Synnove”, que traduzco del inglés: “Demos gracias por los días de la infancia/ nuestros juegos despreocupados en los bosques/pensé que el juego duraría por siempre/a pesar de que la vida también llegará a su ocaso”.

Y el pescador dijo: “Habla y abrevia tu relato
porque de impaciente que se halla mi alma
se me está saliendo por el pie”.
Las mil y una noches.
 
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