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«Creo que el futuro está en las editoriales digitales, que pueden asumir un mayor riesgo porque tienen otros conductos de distribución». Entrevista con la escritora Mercedes Abad.

La escritora española Mercedes Abad Calvo (España), charló con Sub-Urbano acerca de  Cosas difíciles de explicar, su nuevo libro de cuentos publicado bajo el sello Suburbano Ediciones (Miami, 2013)Esta es la primera obra de la autora que se publica únicamente en formato digital y lejos de su país.

Biografía de Mercedes Abad Calvo: cursó estudios de bachillerato en el Liceo Francés y de periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Autónoma de Barcelona. Es profesora en la Escuela de Escritura del Ateneu de Barcelona y colabora en diversos medios de comunicación.

Tras algunos escarceos con el mundo del cine y el teatro, en 1986 gana la VIII edición del premio de narrativa erótica La sonrisa vertical, con su libro de relatos «Ligeros libertinajes sabáticos». Desde entonces ha publicado varios libros de relatos: Felicidades conyugales (Tusquets editores, 1989), Soplando al viento (Tusquets editores, 1995), Amigos y fantasmas (Tusquets, 2004, premio Mario Vargas Llosa al mejor libro de relatos publicado en 2004) y Media docena de robos y un par de mentiras (Alfaguara, 2009). Ha publicado también dos novelas, Sangre (Tusquets, 2000), El vecino de abajo (Alfaguara, 2007) y un ensayo juguetón y humorístico, Sólo dime dónde lo hacemos (Temas de Hoy, 1991). Además es autora de diversas obras de teatro y de varias adaptaciones, entre ellas XXX, versión de La filosofía en el tocador (Marqués de Sade), de la Fura dels Baus, y Las amistades peligrosas, de Christopher Hampton. Sus crónicas para el suplemento Catalunya de El País fueron reunidas en el volumen Titúlate tú (De Bolsillo, 2002).

A continuación, los invitamos a leer estas simpáticas líneas.

mercedes1.-Cosas difíciles de explicar es tu primera publicación únicamente en digital. ¿Qué te animó a hacerlo?

Hoy en día se publica tanto que un libro en soporte papel dura poquísimo en las librerías, expulsado por las novedades que llegan sin cesar. Es un sistema perverso: a menos que tu libro sea un bombazo en cuanto a ventas, desapareces del mapa en tiempo récord. Para los autores, que como todo el mundo sabe tenemos un ego descomunal, ir a una librería y ver que no están nuestros libros es una tragedia de la que sólo te consuelas al ver que tampoco están los libros de tus autores fetiche. De hecho, los best sellers se comen cada vez más espacio en los expositores y queda poco para propuestas diferentes, originales, arriesgadas o para géneros que no sean la novela. En España, por ejemplo y a diferencia de lo que ocurre en Latinoamérica o en Estados Unidos, el público está poco acostumbrado a leer cuentos y cuesta muchísimo hacerlos visibles en el mercado. En ese sentido, creo que el futuro está en las editoriales digitales, que pueden asumir un mayor riesgo porque tienen otros conductos de distribución.

2.-¿Cómo nos explicarías Cosas difíciles de explicar?

Además del humor y de una visión del mundo absurda y tragicómica, el nexo común de estos cinco cuentos estriba precisamente en el título, que da un poco la clave del asunto. Honestamente creo que vivimos en un mundo loco y lleno de gente desquiciada que hace cosas que se dividen en dos categorías: las inexplicables (la mayoría) y las difíciles de explicar. Es cierto que de vez en cuando, en las contadas ocasiones en que la racionalidad nos domina, hacemos cosas sensatas y, por lo tanto, fácilmente explicables, pero esas carecen totalmente de interés literario. En los cinco cuentos de Cosas difíciles de explicar, todos los personajes actúan de forma insensata. A un tipo le piden que revele un secreto de estado pero él intuye oscuramente que es mejor no hacerlo, una pareja acaba huyendo del paraíso, una mujer que, sin que nadie la obligue a ello, ha invitado a su mejor amiga a cenar se estremece de horror cuando por fin la otra aparece…

3.-¿Cuál de los cinco cuentos que conforman el libro fue el que te dio más batalla para sacar adelante y por qué? ¿Podrías, por favor, contarnos de qué va la historia?

Yo diría que Cosas difíciles de explicar, el que da el título al libro, es el que mayores dificultades me planteó o, por lo menos, el que tiene una historia más extraña. Primero, hace años, escribí este cuento pero en una versión algo distinta que me dejó insatisfecha, no tanto porque no me gustase, sino porque me pareció que me había equivocado de género, que ahí había una novela y no un cuento. Entonces me puse manos a la obra y escribí una novela en primera persona que ni siquiera acabé porque era objetivamente espantosa. Por suerte me di cuenta a tiempo de que era cursi y melodramática, un horror. Decidí reescribirla en tercera persona para vencer el peligro de la cursilería al introducir un narrador más distante, pero el resultado también fue catastrófico. Sin embargo, seguía obsesionándome la idea de escribir una historia sobre alguien que impone la felicidad a los demás y volví a escribir otro cuento. Cuando lo acabé, releí Cosas difíciles de explicar y la verdad es que me llevé una buena sorpresa: era de lejos la mejor versión. No era del todo redonda, pero digamos que me gustó lo bastante como para reescribirla y crear la versión actual. Supongo que es un buen ejemplo de lo obsesivos que podemos llegar a ser los escritores y como un mismo tema puede perseguirnos durante un montón de años. Como decía Francisco Casavella, al escribir eliges una manera de volverte loco.

4.-Cosas difíciles de explicar se caracteriza por su genial sentido del humor, pero, más allá, las historias reflejan miserias humanas como el fracaso familiar, el amoroso y el personal. ¿Qué opinas de esto?

La felicidad no es literaria. Tampoco la bondad o la sensatez. Creo que la mejor literatura se alimenta de la infamia, el fracaso, la locura y la desdicha. Y de nuestros errores, de lo mal preparados que estamos para la vida. Yo lo llamo el estercolero personal: basta mirar dentro de él para sacar temas literarios de primera magnitud. Pero también creo que contar desde el humor es un antídoto contra el melodrama, un género que me parece abominable. Prefiero que tragedia y humor vayan unidos, como en la vida, que no es un drama sino una tragicomedia.

5.-El lenguaje contribuye muchísimo a “condimentar” el sentido del humor en tus cuentos. ¿Es algo que lo planteas desde antes como una herramienta funcional o es algo hacia donde te arrastra el proceso de la escritura?

Yo creo que es algo inevitable en mí, fundacional y posiblemente genético porque tengo una madre que habla de un modo realmente singular y “literario”. Creo que, del mismo modo que me cuesta escribir sin humor, y en las raras ocasiones en que lo hago (por llevarme la contraria) suelo detestar el resultado, jugar con el lenguaje, y jugar de forma irónica, es casi el motivo mismo por el que escribo. Rara vez parto de una trama; prefiero partir de un personaje y, por lo tanto, construir una voz singular y, ahí, en esa construcción reside la mayor parte de mi placer a la hora de escribir. Otro de mis escritores fetiche es Nabokov, para mí uno de los mayores estilistas; también él “condimenta” (me ha encantado la expresión) a través de los juegos del lenguaje. Como dice el profesor, erudito y ensayista Jordi Llovet, la literatura es 50% sentido y 50% música.

6.-De todos los personajes antihéroes en Cosas difíciles de explicar hay uno que, particularmente, nos llama la atención, y es el señor G, del cuento Servicio de caballeros, pues llega hasta ser aberrante -pobre hombre-. ¿Cómo surgió este personaje?

Malraux decía que un hombre es un montón de secretos. El secreto como tema literario y, sobre todo, cómo utiliza la gente el secreto para darse importancia o para ser aceptado por los demás o para excluir a alguien, o también como alguien mataría para proteger un secreto son cosas que siempre me han fascinado. Aquí me divertía enormemente la idea de tomar a un Don Nadie, un hombre realmente insignificante y observar paso a paso su metamorfosis cuando por primera vez en su vida le cuentan un secreto aunque lo insólito en este caso es precisamente que le piden que lo revele. Y me gusta que todo empiece en el baño de caballeros, ese lugar que a muchas mujees nos encantaría espiar.

7.-Por curiosidad, ¿podrías, por favor, mencionar algunos de tus referentes literarios dentro de este registro “absurdo” tan particular que has desarrollado en tu libro de cuentos?

Dos autores capitales para mí son el británico Saki, que tan genialmente refleja el absurdo en la época victoriana, y por supuesto el gran Woody Allen, cuyos cuentos releo con fruición. Pero aunque me dan risa esas largas listas de agradecimientos al final de los libros, me veo en el deber moral de dar las gracias a Ionesco, por La cantante calva, y a Boris Vian y a Beckett sin cuyas obras, de las que me alimenté cuando era muy joven y muy burra, yo no escribiría como escribo ni vería el mundo como lo veo ni me habría construido un sentido del humor que resulta de lo más útil, no ya para escribir, sino para enfrentarse a la cruda realidad.

8.-Finalmente, quisiéramos saber algo sobre tus futuros proyectos literarios.

El próximo mes de marzo (2014) publico en la editorial Páginas de Espuma un nuevo libro de cuentos titulado La niña gorda. De momento, sólo en soporte papel. En cuanto a lo demás, barajo un par de ideas para escribir una novela, que no sea muy larga, porque estoy cada vez más harta de esas novelas de ochocientas páginas donde casi siempre sobran doscientas o trescientas. Pero prefiero no ser más precisa porque si lo cuento pierdo toda la energía necesaria para zambullirme n la aventura de escribir.

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