
suena, bajita, me hace cosquillas desagradables, trae recuerdos de una mujer desnuda que me apretaba la mano cuando oía Soundgarden. No sé de dónde viene,

Los gritos no me despertaron. Lo hizo el golpe seco en el pasillo sudeste de la nave. Intenté girar la cabeza buscando la alarma en

No debiste asustarme tengo miedo a cada instante, es verdad el terror invade mis sentidos no lo puedo remediar. No debiste asustarme, El último sueño

A través de la cerca, entre los huecos de las flores ensortijadas, yo los veía dar golpes desordenados, de karate, de boxeo, de adolescente espantando

es niebla abismal, un vacío llameante, un río de angustia leve, que va desde el centro del pecho hasta la mitad del estómago, es una

Su mirada era un rastro de ternura —como esos olores humeantes de los pasteles de los dibujos animados que acarician, encantan, levantan en peso