La magia de la letra de Yo no quiero volverme tan loco para mí está en el adverbio “tan”. Así, estrofas como “Yo no quiero meterme en problemas/Yo no quiero asuntos que queman/” están dichas por alguien metido en problemas y que se quemó en algún asunto, y no simplemente por alguien que se mantiene ajeno a cosas que pudieran perjudicarlo. Charly García siempre logra eso con sus letras, poner la palabra clave, la estrofa que le da una dimensión mayor o completamente distinta a lo que dice.
Si Pedro Aznar no hubiera viajado a Estados Unidos, Yo no quiero volverme tan loco, quizás bajo el nombre Una pena en mi corazón, habría estado incluido en ese quinto disco que nunca llegó de Serú Girán. Pero Pedro viajó y con su ausencia la banda se desarticuló y solo pudieron trabajar juntos en los conciertos de despedida. En una grabación recuperada y publicada en el año 2000, se encuentra esta versión-original de Yo no quiero volverme tan loco a ritmo de Destruyendo hoteles, en una especie de profecía autocumplida.
https://youtu.be/Jv_PK5qEHaU
Todos tenemos pasado, y el de la mayoría de los aspirantes a estrellas del pop rock de la Suramérica de los 80 pasa por su idolatría a Charly. Otro Carlitos, Carlos Vives, dejó constancia de su deuda con Charly con versiones de Quizás porque y Yo no quiero volverme tan loco que incluyó en su segundo disco, grabado pocos años antes de que protagonizara la telenovela Escalona, tras la que decidió cambiar el pop por el vallenato y con ello le llegó la fama planetaria.
Amigo, maestro, cómplice, colaborador, héroe, todo eso es Charly para Fito Páez. Por eso Fito cada vez que puede le dedica una composición a Charly, lo invita a una grabación o interpreta en vivo o en estudio alguno de sus temas. Su versión de Yo no quiero volverme tan loco quizás peque un poco de apego a la original y de haber subutilizado a León Gieco y a Fabi Cantilo, pero termina con la voz de Charly diciendo que perdieron el tiempo quienes querían hacerlo ver como un extraterrestre porque él lo es.