Después de su casamiento, se fueron de viaje a Brasil. En una librería de la ciudad, consiguió un ejemplar bilingüe de La alegría, de Giuseppe Ungaretti.
Leyó esos poemas escuetos tirado en la arena caliente.
Su hermosa esposa se quemaba y leía bajo el sol abrasador mientras él se internaba en los versos profundos y furiosamente tristes del poeta italiano.
Hoy abre el libro bilingüe y siente que una ola de fuego frío lo envuelve. Encuentra en los silencios de los versos el frenético pasado irrecuperable, ese pasado que impregna la lenta pena del italiano.
¿Por qué él insistía en la tristeza entre tanta felicidad compartida?
Ungaretti es testigo no solo de su propio pozo hondo sino también de su perenne melancolía, un fondo indiviso, quizás insondable.
Y hay algo que escucha al volver a leer: él nunca tuvo acceso a esos versos en español. Cuando pudo hacerlo, se negó. Quiso quedarse con esa atmósfera indefinible que le llegaba desde la lectura ignorante de las dos lenguas del libro: italiano y portugués.
Lee una y otra vez y un aire liviano y espeso envuelve su pasado. Él es ese pasado perdido y es ese aire impreciso que humedece los versos. Una extraña tristeza amable suena en los poemas breves de Giuseppe Ungaretti. Una alegría melancólica suena en la vida.
Aburrimiento
Por Giuseppe Ungaretti
También esta noche pasará
Esta soledad en giro
titubeante sombra de los cables tranviarios
sobre el húmedo asfalto
Miro a los conductores
medio dormidos
cabecear.
Noia
Anche questa notte passerá / Questa solitudine in giro / titubante ombra dei fili tranviari / sull’umido asfalto / Guardo le teste dei brumisti / nel mezzo sonno / tentennare.