Issicha Puytu es un texto en quechua fue recopilado en 1942 por el padre Jorge. A. Lira en Maranganí (Cusco). Es de saber que dicho padre fue un amigo cercano del escritor peruano José María Arguedas, quien realizó la traducción de la leyenda al castellano.
Issicha Puytu está narrado en tercera persona y presenta un narrador observador, aunque, en algunos momentos de diálogo, aparece también la primera persona. Es una de las historias quechua que aún conservan fielmente las características pertinentes de los demás relatos que se han mantenido a lo largo de la historia. Precisamente, una de las características, y al parecer la que es fundamental, es la presencia de lo fantástico como eje al desarrollo de la historia. También se encuentra presente, como en gran cantidad de relatos, la idea de muerte que esta contrapuesta a la vida, como una manera de poder regresar a ella. De esta manera, se manifiesta la idea de lo inverosímil, lo fantástico y maravilloso, característico de ese contexto.
Issicha Puytu es el personaje femenino que está representado como una mujer hermosa que a un Ayllu. Pronto el curaca pondrá sus ojos en ella y, al requerirla para la mita, se la llevará a vivir consigo. En principio, fue convocada para servir en la casa del curaca durante un año. Sin embargo, al terminar el año, ella no regresa a su hogar y queda como concubina de este. Esto originará un cambio radical en la vida de la joven, quien recibirá del curaca una infinidad de obsequios y presentes como muestra de su extremado amor por ella. Así, Issicha Puytu será adornada y vestida como las señoras princesas. Su señor, el curaca, no la deja trabajar y pone a su disposición una serie de criados que, a sus espaldas, hablaban mal de ella.
Por su parte, la madre de Issicha Puytu anda muy preocupada por la ausencia de su hija. Por ello, enviará en su búsqueda a sus hijos, quienes logran encontrarla, pero serán rechazados por ella. Más adelante irá su padre y sucederá lo mismo. La madre de Issicha Puytu sabrá que su hija está esperando un hijo y por eso ella misma irá a buscarla, pensando en las penurias que podría estar pasando en la casa del curaca. Al llegar, correrá la misma suerte. Será rechazada por su propia hija, pues se negaba a regresar. Entonces, es maldecida por su madre, a pesar de que a ella poco o nada le importan esas palabras. Para esto, Issicha Puytu había perdido a su hijo quien solo conoció un padrino, pero luego la muerte se lo llevó.
Pronto el curaca tendría que viajar y la joven se quedaría sola. Sería encargada a los criados, pero ellos no le harían caso. La siguiente mañana amanecería muerta. El curaca regresa y se lamenta por lo sucedido echándose a llorar. Issicha Puytu, luego de su muerte, se convierte en asno y regresaría para despedirse. Más tarde se realiza el funeral. A la media hora, el curaca regresa y desentierra el cadáver. Entonces ella vuelve a la vida y se iría con él. Nadie sabe a dónde, solo saben que se fueron juntos, o como piensa la creencia popular, llevados por el demonio llevados por un carro de fuego.
He aquí la presencia de lo fantástico como desenlace, propio de este tipo de textos andinos. El hecho de contraponer la vida con la muerte y de mostrar el acto del retorno como un hecho concreto es parte ya se casi todos los mitos y leyendas quechuas. Por lo demás, la presencia de la religión tampoco se deja de lado. Aquí con la presencia del demonio y la creencia en la superstición, algo que marca mucho la conciencia de la narración. Finalmente, dicho relato, en principio recogido de manera oral, presenta un carácter moralizante, didáctico y nos acerca a conocer el mundo andino a través de la literatura.