La ciudad y Dios Fabián Soberón 20 abril, 2017 Es la siesta. Me recuesto frente al ventanal impúdico del hotel Deauville y contemplo el agua turquesa que moja los techos repetidos. Luego me paro
La ciudad y Dios Fabián Soberón 20 abril, 2017 Es la siesta. Me recuesto frente al ventanal impúdico del hotel Deauville y contemplo el agua turquesa que moja los techos repetidos. Luego me paro