La primavera y el verano son estaciones ideales para visitar las ciudades y pueblos de las zonas frías de los Estados Unidos –como New England–que durante el invierno no tienen mucha vida. No hay tiempo que perder ahora que salió el sol: aprovecha estos meses al máximo y date una vuelta por Portland, el lindísimo pueblo costero de Maine. Por esta época sale la gente, se abren las terrazas al aire libre y se despejan de nieve y frío los caminos de bicicletas. Además de pasear por el centro, perderte por sus callecitas y probar algunos de los muchos –y deliciosos– restaurantes que Portland ofrece, aquí te sugiero tres actividades que harán tu viaje aún más placentero:
Visita el Portland Head Lighthouse: Varias veces visité Portland sin tener idea de que esta belleza de escenario estaba tan cerca. Aunque el faro más antiguo de Maine no queda en Portland como tal y vas a tener que manejar un poco, te sugiero que no dejes de hacerlo, es un lugar bellísimo y ya verás que aparece en todos –o casi todos– los afiches, postales y artículos sobre Portland, incluyendo éste. Tu visita estaría incompleta sin un paseo por este faro.
Prueba el lobster roll de J´s Oysters: Portland es la capital de la langosta y aquí podrás degustar este plato en todas sus variaciones y en lugares de todos los estilos. Para mí, a la hora de comer pescados y mariscos, no hay nada como sentirse en un auténtico local de marineros. Así es J´s Oysters, un pequeño pero acogedor restaurante que siempre parece tener más lugareños que turistas, incluyendo pescadores. Su lobster roll es increíble, con mucha langosta fresca y poca mayonesa.
Degusta sus cervezas artesanales: La ciudad de Portland es también famosa por sus cervezas artesanales. Puedes hacer tours de las breweries, visitar sus pubs y probar las variedades de cervezas locales o simplemente ir a cualquier tienda y probar un sample. Dos de mis cervezas favoritas son de Portland: Peak Organic Brewing Company y Shipyard, pruébalas a ver qué te parecen.
A pesar de estas tres recomendaciones, mi mayor sugerencia es que no hagas muchos planes: lo más sabroso de visitar Portland es dejar tu carro estacionado y pasear sin rumbo por sus calles hasta que no te den los pies. Entra a las tiendas que te llamen la atención, prueba un heladito aquí, un vinito allá, una cervecita más allá o alquila una bicicleta y déjate sorprender por esta bellísima ciudad costera.