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Literatura en Estados Uñidos

El lector quiere leer historias de acá, historias que lo representen y le hagan explorar su propia experiencia. El ser latino, ya sin importar nacionalidades, tiene una vida muy particular, ha sufrido un transplante de clima, de lenguaje, de leyes.


La segunda edición del “Festival Escribe Aquí” y la inminente “Miami Book Fair” en noviembre son la excusa perfecta para entrevistar a una serie de autores y editores provenientes de América Latina y España que residen en el país y hablar sobre algunas cuestiones en torno a la literatura escrita en español en los Estados Unidos.

Fuiste parte de una antología canónica, Se habla español. ¿Cómo ves a la distancia ese libro?

(Pablo Brescia. Argentina) Fue un libro que tuvo buenas intenciones, en términos de abrir el panorama a los escritores que escriben en español en EE.UU. y se diferencian de lo que se vende como “literatura latina” aquí. Agradecí mucho la invitación, aunque no compartía algunas cosas del prólogo. En cuanto al contenido, como toda antología, hay textos que trascienden y textos que tal vez no. Releyendo el mío, estoy satisfecho de lo que representó en ese momento y tal vez sirva para este también.

En tu caso Antonio hace un par de años editaste 20/40, una antología que reúne a nuevos autores que escriben en español en Estados Unidos.

(Antonio Díaz Oliva. Chile) La idea se me ocurrió luego de cumplir un año en Nueva York, el 2012. Noté que había un grupo de escritores latinos que estaban en Nueva York, dando vueltas y publicando cosas interesantes. De igual forma, habían pasado más de diez años desde Se habla español. Y esa fue una antología que tenía algunos autores (pienso en Álvaro Enrigue, Junot Díaz y otros) que luego fueron creciendo y ahora tienen un cierto reconocimiento o lo que sea. Entonces me pareció necesario mapear lo que estaba pasando en tierra gringa y de ahí la idea. Pero yo no veo las antologías como bloques de cemento; no sé, como eso de Granta de “los mejores”. Las antologías son necesarias para que años más tarde venga otra generación, o camada de escritores, y deshaga y cuestione todo eso.

Desde New York y Chicago Sudaquía, como Ars Communis respectivamente, venden libros en español para el resto de los Estados Unidos. ¿Cómo se hace para competir con las grandes casas editoriales?

(Asdrúbal Hernández. Venezuela) Las grandes editoriales son y no son competencia para nosotros. En el campo del producto que ofrecemos, no son competencia porque los autores que Sudaquia ha publicado, no le interesan a las grandes editoriales, porque a las grandes editoriales les interesa publicar bestsellers. Sin embargo, si nos enfocamos en la industria en general, si se convierten en competencia, aunque no son solamente las editoriales, sino toda la industria del entretenimiento. Esto significa que no es que un libro de Sudaquia compite contra un Harry Potter o la novedad de Penguin Random House, sino que estás compitiendo contra la nueva película de Robert De Niro, la nueva canción de Pitbull, el juego de los Yankees contra Boston. Eso hace que la competencia sea aún más fuerte. Es por ello que nos concentramos en acercarnos lo más posible a nuestros lectores a través de eventos o con presencia en ferias o conferencias literarias.

(Fernando Olszanski. Argentina) Se compite a desigualdad, pero se busca presentar algo novedoso, algo distinto. Las editoriales independientes apuestan por el escritor que surge, el que no tienen espacio, el que trae una nueva idea y el que puede generar algo diferente. Hoy en día las editoriales independientes son las únicas que descubren escritores nuevos. Las editoriales establecidas buscan vender en mercados grandes con las luminarias literarias del momento. No se puede competir contra el aparato, se puede competir con la calidad y la novedad.

¿Hay un auge de la narrativa escrita en español en Estados Unidos?

(FO) Más que auge hay una necesidad de narrativa en español en Estados Unidos y de narrativa de calidad. El lector quiere leer historias de acá, historias que lo representen y le hagan explorar su propia experiencia. El ser latino, ya sin importar nacionalidades, tiene una vida muy particular, ha sufrido un transplante de clima, de lenguaje, de leyes. Se ha expuesto a otra cultura y además a numerosas subculturas hispanas con las que convive todos los días. Por eso muchos de nosotros llamamos a la literatura en español en Estados Unidos La Literatura del Desarraigo, por que a partir de ese desarraigo, de entenderlo y adaptarlo, podemos construir el arraigo.

(AH) Definitivamente sí, y es parte de la razón por la cual surgen iniciativas como Sudaquia. Entre el crecimiento exponencial del mercado en español, y las maestrías de creación literaria en español, han hecho que los Estados Unidos sea un destino interesante para escritores de todas partes de Hispanoamérica, además de los inmigrantes o sus hijos que escriben en español.

¿Qué le interesa al hispano de este país leer cuando lee literatura en español?

(PB) La verdad es que es muy difícil de saber; la diversidad de lectores es enorme y la diversidad de la oferta también. Me parece que a los escritores de ficción no comercial los leen otros escritores sobre todo, y tal vez gente ligada al arte y la cultura. Es un círculo reducido, pero enriquecedor.

(Antonio Orlando Rodríguez. Cuba) Mi respuesta es pura especulación, pues no conozco estudios al respecto. A juzgar por algunos libros que publican las grandes editoriales estadounidenses que tienen sellos en español, me parece que debe haber un gran número de personas interesadas en historias de narcotraficantes, de sicarios y de violencia social y en experiencias “inspiradoras” de inmigrantes, pues son temas que se reiteran. Sin embargo, me temo que lo que más se lee son libros de autoayuda, en especial los escritos por figuras familiares al público por su presencia en los medios. La literatura de ficción de vuelo artístico es harina de otro costal y tengo la impresión de que la de los autores iberoamericanos puede estar en desventaja ante las traducciones al español de los bestsellers anglosajones y nórdicos, en especial los thrillers.

(Legna Rodríguez Iglesias. Cuba) La verdad es que no tengo idea. Mi experiencia y lo poco que veo es que ese posible lector, o se actualiza en las redes (leyendo blogs, leyendo posts de Facebook, leyendo ebooks) o continúa leyendo lo que ya conocía y lo que era su educación de lectura. Estoy más cerca de los cubanos, siendo cubana yo misma, y para mí existe la necesidad de saber qué están escribiendo los cubanos en Cuba, y en cualquier parte del mundo. Pero también he dejado esa lectura nostálgica y me he interesado por la literatura de aquí, que es basta y magna, y por otros autores que no conocía. Sin embargo, la verdad esque el tiempo para la lectura escasea. Escasea sutilmente, y apenas queda chance para leer las contraportadas.

(FO) Por supuesto que la experiencia migratoria es un tema fuerte para explorar, como así también la alineación y el choque cultural, no es fácil dejar todo el mundo conocido y apostar a una esperanza a la deriva. Pero creo que después de un tiempo de estar asentado y casi adaptado a este país, el lector quiere leer historias que hablen de cosas más allá de la añoranza del terruño. Hay muchos más temas para explorar, podría nombrar varios pero no serían suficientes. Creo que lo primordial es hablar de nosotros como comunidad, de nuestros valores y de nuestras miserias, ser reflexivos y abiertos y animarnos a reflejarnos en nuestra propia literatura. Una literatura nueva, en un país nuevo, con necesidades viejas y nuevas afectándonos todos los días.

(Gastón Virkel. Argentina) No tengo la menor idea. Imagino que cada vez menos historias de inmigrantes ilegales. No porque no sea relevante o anacrónica. Creo que nos encontramos ante la necesidad de relanzar el imaginario de lo que “latino” significa.

¿Qué puntos en común tendría la narrativa de estos autores?

(PB) Muy sucintamente: los ejercicios con la lengua, la ansiedad geográfica, el pensar la literatura desde los márgenes. Y, para los que no estamos en editoriales grandes, la dificultad en darse a conocer.

(LRI) Ni idea. Supongo que el tema ancestral de la emigración podría ser una de esas cosas. Sí. Definitivamente.

Viven en EE.UU. desde hace algunos años. ¿De qué manera afectó su literatura?

(PB) Principalmente me hizo más latinoamericano, al apreciar la riqueza cultural que me transmiten amigos y artistas. Y luego la escisión del exilio, sea involuntario o voluntario, te marca para siempre. Te distancia y te da distancia. Así, como escritor me considero un periférico.

(ADO) Vivo hace 6 años aquí, tres en NYC y ya van a ser tres en DC. Por una parte, en cuanto al lenguaje –vivir a partir de dos idiomas es algo muy rico para la escritura de uno. Joseph Brodsky dice que la literatura es el reverso de la idea de perderse en la traducción; justamente en ese estado de “lost in translation” es donde nace la literatura, no en la pureza de un lenguaje. De hecho, el libro que estoy armando por estos días, tentativamente llamado No estar, es sobre autores que “traicionaron” su idioma materno y se pasaron al “enemigo”, como Manuel Puig, María Luisa Bombal, Copi, y cómo a partir de esa “traición” llegaron a otra etapa de su obra y hasta de su persona. La otra parte de vivir en USA es, digamos, experiencial –he aprendido a escuchar de otra forma, a robarle historias a la gente, a entender que ser latino o hispano es algo difícil de definir y que los que lo definen fácilmente son más bien proselitistas.

(GV) Pienso que somos el resultado de absolutamente todo lo que hemos atravesado. Creo que el efecto más importante consiste en que me obliga todo el tiempo a redefinir mi estilo, mis palabras. Ya no soy un argentino. Soy un argentino, latinoamericano, inmigrante en USA. Soy un cultor orgulloso del Spanglish. La mudanza me alimenta de más y más layers a mi forma de encarar la escritura.

(LRI) Hace solo un año y ocho meses que vivo en Estados Unidos. No ha sido una experiencia tranquila ni razonable, ha sido desagradable, incorrecta, precaria, respecto a lectura y escritura. Aunque he escrto tres libros, difíciles para mí. Yo me las arreglo perfectamente para convertir Miami en literatura. Pero eso no es suficiente, y lo sabes. No leo bien en formato digitales. Comprar libros es imposible. Pedirlos prestados menos. Los amigos trabajan y uno los ve, si acaso, una vez al mes. Mi literatura ha crecido porque yo trabajo con asadón, con rastrillo, con pico y pala, con mangueras de agua caliente, con serrucho y chaveta, con everything. Pero creo que no es la misma consecuencia para todos. El dilema del cambio y de la adaptación pueden ser demonios muy eficientes.

(FO) Vivo en estados Unidos hace unos veinte años, y el choque cultural todavía me sigue golpeando. Uno puede estar acostumbrado a vivir aquí, incluso preferir vivir aquí que en su país de origen, pero siempre hay algo que te sorprende, siempre hay algo que te deja descolocado. Tu habla se modifica, tu forma de comer, tus hábitos, tus vistas políticas e incluso religiosas. A todo eso hay que agregarle también la condición económica, la social. Al cambiar la persona definitivamente tiene que cambiar tu literatura. Uno no puede ser inmune a los cambios del alrededor. Uno no puede ser escritor y no tratar de reflejar el momento en el que vive. Un escritor es un testigo de su tiempo y su obligación es reflejar, reflexionar y relatar a su manera el tiempo que le toca vivir. Si un escritor sigue escribiendo del lugar de donde vino, es porque en realidad nunca se fue.

Salvo que uno sea una celebrity o un autor de mucha obra, ¿es difícil para un autor joven publicar en una editorial multinacional?

(PB) Sí. Porque hace falta calidad, seriedad, que alguien preste atención y suerte. Y reunir todo eso es muy difícil.

(Raquel Abend van Dalen. Venezuela) Me parece que hay mucho de azar y suerte en la publicación de un autor joven en una editorial multinacional. Conozco algunos que lo han logrado gracias a premios, otros porque llegan a tener las conexiones necesarias, otros porque realmente su obra es muy buena. En fin. A mí no me dice mucho de un autor las editoriales en donde publica. Se ve de todo.

(ADO) No es tan difícil. Yo publiqué mi primera y única novela en Alfaguara, luego de ganar un premio. El punto es si vale la pena publicar en una multinacional, tomando en cuenta, además, de que hoy hay un grupo editorial que es como el Big Brother (y que por ende la literatura en español se están randominizando); así como también –con otras las editoriales indies–, está el otro costado, que es lo que llamo la “literatura boutique”. Puede que te funcione mejor estar en una editorial indie; o tal vez en Random o Alfaguara. ¿Te sirve ser, como decimos en Chile, “el pelo de la cola” en una editorial grande?, ¿no es mejor ser uno de los cinco autores que tiene una editorial chica? Ese, me parece, es el estado de las cosas ahora.

¿Creen que hay algún clásico escrito en español en EE.UU.?

(PB) Si hay, no lo he leído todavía. Espero que produzcamos uno pronto.

(Teresa Dovalpage. Cuba) Depende de cómo se defina “clásico.” Creo que hay muy buenos libros escritos en español por autores que viven en Estados Unidos, Edmundo Paz Soldán (Iris, La materia del deseo); Alberto Fuguet, fundador del grupo McOndo; Isabel Allende; Jorge Majfud… Hay mucho talento que escribe en español en nuestra patria de adopción.

(RAVD) Para los clásicos hace falta tiempo. No sé si ha pasado suficiente.

(LRI) Bueno, Junot Díaz es casi eso, un clásico. Y otros como él también. Pero este clasicismo trabajan arduamente las grandes editoriales. Empresas constructoras. Termonucleares.

(FO) El clásico por excelencia es Y no se lo trago la tierra… de Tomás Rivera, y que fue escrito en español. Pero ya hay libros contemporáneos premiados en el extranjero que reflejan la problemática latina dentro de Estados Unidos. Uno de ellos puede ser El exilio voluntario, de Claudio Ferrufino Coqueugniot, ganador del premio Casa de las Américas. Pero definirlos como clásicos es un poco apresurado, aunque son una buena muestra de lo que es La Literatura del Desarraigo.

¿Qué más faltaría para que esta literatura sea más conocida en EE.UU. ?

(PB) Gestores culturales, círculos de escritores y lectores, promociones y solidaridad. Y, tal vez, el gran desafío sea gestar un público lector propio. El riesgo para un escritor de estos tiempos es su literatura sea sepultada en un “me gusta” de Facebook.

(GV) Un milagro. O que Kim Kardashian descubra a Edmundo Paz Soldán.

(LRI) Traducción. Traducción. Traducción.

(ADO) Que la gente lea más español, me imagino. Y que se traduzca más. Y también preguntarse qué literatura vale la pena que se conozca más. Por supuesto, aquellos deseos tienen su explicación. Manuel Puig, de hecho, se quejaba que la literatura latinoamericana entró a Estados Unidos, a través de la puerta académica y que por eso estaba condenada a quedarse ahí. La literatura en español en USA vive más que nada en las facultas de las universidad, es verdad, pero de a poco hay que ir sacándola de allá.

(RAVD) Dinero. Esa es la diferencia básica entre las editoriales que publican en inglés y las que publican en español en Estados Unidos. En inglés hay todo un negocio por detrás, en español “hay amor por el arte” y mucho esfuerzo que pocas veces es remunerado. No conozco a un editor que publique en español y que no tenga problemas económicos y un miedo cotidiano de que deba cerrar la editorial.

(Alba Lara Granero. España) Supongo que hacen falta acciones institucionales que se sumen a los muchos esfuerzos individuales que ya se están haciendo. Hasta que el español no sea respetado como una lengua de cultura en Estados Unidos, es difícil que se extienda la literatura escrita en nuestra lengua. Puede sonar idealista, pero dado el número de hablantes de español que hay en este país, ¿qué pasaría si se fomentara su uso desde los gobiernos, con el objetivo del bilingüismo absoluto, o incluso si el castellano se convirtiese en lengua cooficial de los EEUU?

¿Y para fuera del país?

(PB) En primer lugar, que los libros alcancen mayor distribución en Latinoamérica y Europa principalmente. En segundo lugar, enfatizar cada vez más la idea de una literatura/cultura transnacional. Por último, ayudaría que instituciones culturales y académicas fomenten y destaquen esta producción como algo que vale la pena presentar, estudiar y explorar.

(ALG) Que los mercados y redes literarias de los diferentes países con producción en español estuvieran mejor conectados de lo que lo están a día de hoy.

(ADO) Los escritores que dejan sus países en América Latina, de alguna forma, dejan sus países y respectivos campos culturales y llegan acá a una zona más reducida; quedan en un campo cultural más pequeño. Para que la literatura en español sea más conocida fuera de EEUU, primero hay que fortalecerla dentro de EEUU.
El otro problema es que el campo cultural y literario en América Latina todavía sigue muy dependiente de España.

(LRI) Lo mismo. Traducción.

(RAVD) En mi caso me preocupa que lo que yo estoy haciendo afuera de Venezuela no está llegando a Venezuela. Creo que en el caso de otros autores no pasa de esta forma tan dramática. De alguna forma veo que amigos de otros países de Latinoamérica siguen muy conectados con el mundo literario de sus países. En mi caso, solo por ponerte un ejemplo, vender un poemario en Caracas, que en Nueva York cuesta $14, significa que va a costar más que un mercado entero de comida. Es muy trágico lo que está ocurriendo allá. La gente está preocupada por conseguir
comida y medicinas.

¿Qué importancia tiene la apertura de talleres de escritura creativa en español en EE.UU.?

(ADO) Que le dan trabajo a los escritores y por ende ayuda a establecer y fortalecer un cierto campo cultural, aunque este campo, creo, a veces se vuelve un ghetto académico y eso me parece un poco riesgoso. El otro riesgo es que hay gente que cursa estas maestrías pensando que van a aprender a escribir –cuando eso nunca se aprende o, más bien, se está constantemente olvidando y aprendiendo. Una maestría te da tiempo, una biblioteca grande, si tienes suerte un par de profesores que valen la pena, y un grupo de gente que te va a leer y comentar. Pero el título de escritor te lo tienes que ganar por tu cuenta, como siempre ha sido.

(ALG) Tienen muchísima importancia porque contribuyen a la creación de un mundo artístico e intelectual que trabaja principalmente en español en Estados Unidos. Actualmente existen tres programas de escritura creativa en español (NYU, Iowa y El Paso). Hace poco la universidad de Houston acaba de abrir el primer doctorado en escritura creativa en español. Creo que vendrán muchos más.

¿Cómo fue tu experiencia como estudiante en los talleres de escritura creativa en español de NYU?

(RAVD) Probablemente es de las cosas más importantes que me han pasado. Fue una forma bastante directa de entrar a una comunidad de escritores hispanoparlantes en Nueva York. Las publicaciones, presentaciones de libros, recitales, lecturas, etc, van girando alrededor de los salones y teatros de la NYU para muchos. También hay otras generaciones de escritores hispanos que se vinieron en los ochentas y que tienen otras dinámicas. Sus actividades giran más bien en librerías e instituciones en zonas como Harlem, Queens, etc. Yo trato de pasear por ambos escenarios para tener una idea más amplia de lo que está sucediendo en la ciudad. En estas generaciones se ven más a escritores de Puerto Rico, Cuba y República Dominicana, que son comunidades que estuvieron desde los comienzos de la formación de esta ciudad. En cambio, vez que ahora hay más variedad. Todo es parte de un proceso natural de expansión.

¿Hay realmente un español de Estados Unidos?

(FO) Es evidente que las lenguas, el inglés y el español, tienen una frontera móvil que fluctúa entre una y otra. Es cierto también que cada ciudad tiene una tendencia lingüística distinta y única, pero creo que todas tienen esa influencia del inglés que hacen la interacción entre los idiomas interesante. El hecho de que estemos castellanizando palabras inglesas, como troca, lonche, rufero, significa que estamos protegiendo nuestro idioma. Los puristas dirán que eso es un español mal hablado, pero es importante recordar que el español, deriva de un latin vulgar, y luego se transformó en la hermosa lengua que es hoy. Por eso hay que horrorizarse menos y entender que las lenguas cambian, y el español dentro de Estados Unidos está en vías de desarrollo.

(TD) Hay un español que toma prestados, a veces de forma inconsciente, vocablos del inglés. No me refiero necesariamente al Spanglish, sino a la manera de hablar a la que muchos recurrimos casi sin darnos cuenta. Aquí en Nuevo México se oye mucho: “Agarra la troca y ve a buscarme el lonche”. Cada región tiene sus variaciones particulares, como el español tex-mex de los tejanos. Desde luego, el español que se habla en Tijuana no es el mismo que el de Miami. Pero ésa es la belleza de este ajiaco lingüístico en el todos nos cocemos a fuego lento

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