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La promesa que Biden no cumplió

     El presidente Joe Biden ha hecho caso omiso de la famosa expresión «lo prometido es deuda».

     A principios de octubre, olvidó su promesa electoral de no construir ni un metro más de muro en la frontera con México, y anunció que se construirá una sección de 32 kilómetros (20 millas) de una valla metálica en el sur del estado de Texas. El propósito de la valla es poner freno a la llegada de inmigrantes indocumentados que cruzan el río Grande para entrar en Estados Unidos.

     La construcción de un muro en la larga frontera con México para detener la inmigración ilegal fue una de las medidas a las que el predecesor de Biden, Donald Trump, dio más importancia durante su mandato. En su obsesión por evitar la entrada de inmigrantes —especialmente inmigrantes latinoamericanos—, el gobierno de Trump instauró políticas inhumanas como la separación de familias en la frontera. «Si la gente no quiere que los separen de sus hijos, que no los traigan», dijo el entonces secretario de Justicia, Jeff Sessions. Más de 5.500 familias fueron separadas durante el gobierno de Trump.

     En cuanto entró en la Casa Blanca, Biden detuvo la política de separación de familias y también suspendió la construcción del muro fronterizo, explicando en una declaración que «un muro no es una solución política seria».

     Sin embargo, el pasado 4 de octubre dio marcha atrás y ordenó seguir levantando el muro. Funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza trataron de defender el cambio alegando que estaban usando fondos asignados en el año fiscal 2019 para construir una barrera fronteriza, y que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) debe utilizar esos fondos para el propósito especificado.

     Las críticas no se han hecho esperar.

     Los ambientalistas señalan que el muro pasará por hábitats de plantas y animales en peligro de extinción. Y los defensores de la inmigración afirman que cualquier barrera fronteriza es ineficaz para contener el éxodo de miles de personas que huyen de la desesperanza económica, de la violencia de los narcotraficantes y los pandilleros o de la represión política.

      El congresista demócrata Henry Cuéllar, de Texas, cuyo distrito se extiende desde los suburbios de la ciudad de San Antonio hasta el río Grande, comentó: «Un muro fronterizo es una solución del siglo XIV a un problema del siglo XXI».

     Y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, observó: «Esa autorización para la construcción del muro es un retroceso. Porque eso no resuelve el problema. Hay que atender las causas» de la inmigración.

     López Obrador tiene razón. El éxodo hacia el norte es imparable, y los inmigrantes han demostrado que nada los detiene en su afán de buscar una vida mejor para ellos y sus familias, en su afán de sobrevivir. Nada los detiene: ni los horrores de la selva del Darién, entre Colombia y Panamá, plagada de narcos y traficantes de seres humanos; ni el peligro de cruzar México subidos al techo de los vagones de la Bestia, el tren de la muerte, una red de trenes de carga que los inmigrantes abordan en condiciones precarias, jugándose la vida, para llegar desde Chiapas, en el sur de México, hasta la frontera con Estados Unidos.

     El próspero país del norte es la meta de los que no tienen esperanza en sus países de origen. Mientras no se solucionen los problemas que los impulsan o los obligan a emigrar, ni los peligros de la travesía ni la discriminación que sufren en muchos lugares, incluido Estados Unidos, detendrán a los inmigrantes. Tampoco el muro fronterizo que Trump usó con fines electorales para complacer a su base de votantes xenófobos. El muro que Biden repudió pero que ahora, angustiado por la oleada migratoria y también quizá preocupado por sus posibilidades de reelección, ha resuelto extender en la frontera que el escritor mexicano Carlos Fuentes llamó una cicatriz.

Los invito a leer mi novela La espada macedonia y mi ensayo Biden y el legado de Trump, publicados por Mundiediciones. Lean también mi nuevo libro sobre la pandemia del COVID-19, Una plaga del siglo XXI, disponible en versión impresa y digital.

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Twitter: @Alende5

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