La falta de dinero despierta la creatividad.
Que se lo digan a la ciudad de Detroit, otrora imagen del poderío industrial de los Estados Unidos, se declaró en quiebra al inicio de la crisis financiera. Sus habitantes, en su mayoría trabajadores y obreros de la industria automovilística, comenzaron a abandonarla hasta convertirla casi en una ciudad fantasma.
Algunos se quedaron, y otros poco a poco comenzaron a llegar. En su mayoría artistas atraídos por el olor a ruinas y a casas abandonadas. Lugares que han motivado la creación de organizaciones como Write-a-House. Una organización sin ánimo de lucro desde la que aseguran que cuentan con una misión muy sencilla: darle una casa a un escritor.
Write-a-House nació con la idea de recuperar las innumerables casas abandonadas de Detroit, reformarlas y realizar la convocatoria a los artistas. Pero no nos equivoquemos, no se trata de una beca o una residencia, estamos hablando de que el escritor será el dueño de la casa.
Para participar se debe enviar un currículum con sus estudios, trabajos publicados y becas o premios recibidos. Por supuesto, debes ser residente en Estados Unidos o contar con el permiso necesario. Al final, un jurado determinado previamente elegirá al ganador. El afortunado tendrá la casa totalmente gratuita por dos años, durante los cuales tienes que echar la mano en la finalización de la reforma, participar de forma activa en los eventos culturales de la ciudad, el gran aporte de la organización en busca de salvar la ciudad y, por supuesto, formar parte de la Write-a-House.
Hasta el momento sólo se ha concedido una casa, la Peach House, a la poeta y artista Casey Rocheteau, después de competir en una convocatoria en la que hubo 350 solicitudes. Algo que, de alguna manera, decepcionó a los organizadores, pues se esperaba una mayor participación. Algo que seguro ocurrirá en la segunda convocatoria.
Por supuesto, al ser una organización sin ánimo de lucro, se ha lanzado una campaña de crowdfunding para obtener los recursos necesarios para la remodelación de la Blossom House, la nueva casa del proyecto. Sin embargo, en este aspecto las cosas no van muy bien. Hace más de cuarenta días que el proceso está abierto y apenas se ha conseguido poco menos del 10 por ciento de la meta: 35 mil dólares.
Sin embargo, es difícil que el proyecto decaiga ante la inagotable energía de los organizadores y voluntarios de Write-a-House, quienes saben que una ciudad tan sólo puede levantarse desde los cimientos: su cultura.
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