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Interrogatorio Punk a Jessy Bulbo

Jessica Araceli Carrillo (CDMX, 1974) mejor conocida como Jessy Bulbo, es una de las representantes más enérgicas y significativas del rock nacional mexicano contemporáneo, habiendo formado parte de la legendaria banda de Garage punk Las Ultrasónicas, con la que se sumergió a las profundidades del abismo para aprender de la oscuridad, y convertirse en lo que es ahora: una paloma bravía entrenada para volver a su palomar desde largas distancias, trayendo siempre el mensaje.

Por eso y por más, Jessy Bulbo debía contestar el Interrogatorio Punk de #Underground en Suburbano.

 

El Punk es el proceso de cuestionar y de comprometerse a la comprensión que resulta en el progreso individual y por extrapolación, guiaría hacia un progreso social. ¿Qué tipo de argumentos cuestiona Jessy Bulbo?

Mi pleito más grande es con la crítica, creo que se toma como algo bueno y me parece que –aunque podría ser, como dicen, un paso hacia algo mejor– en realidad solamente es el primer paso y a veces ni eso hacia la solución. A muchas personas nos educan a simplemente cuestionar las cosas –y sobre todo, más que cuestionarlas, buscar todos sus defectos–, a pensar que eso es oponerse al sistema, que ya con criticar, estás haciendo tu tarea; que alguien más se ocupe de la solución, yo estoy apuntando donde están los defectos. Por ejemplo, estudié Comunicación, y eso te enseñan, a encontrar el conflicto, no te dicen: “habla del problema y luego enfócate en la solución, habla mucho más de ella y quienes se están ocupando, cuántos resultados ha dado”. Ese es mi mayor problema con el mundo actual, es lo que más me pesa, porque encuentro que, por ejemplo para mí, en mis procesos individuales y creativos de alguna forma colectiva y demás, al tratar de exponérselos al mundo, la facilidad con la que mucha gente te tira mala onda me bloquea, me confunde y me pone en una situación muy difícil; por el momento, es de las cosas que más cuestiono.

 

Si bastantes personas se sienten libres y son animadas a usar sus habilidades de observación y raciocinio, grandes verdades emergerán. ¿Qué tan libre te consideras?

Yo crecí en una familia atea, que tenía fuertes convicciones educativas y  creencia en el raciocinio y en la mente humana. Esa visión me oprimía mucho, porque yo tenía grandes deseos de magia en el mundo, y muy joven fui encontrando que lo que más me interesa no es la parte racional o lo que se siente como verdadero en el mundo, sino formas más amplias de ver la vida. La visión de que primero tienes que saber todo para luego hacer algo, para mí resulta muy confuso, porque creo que la mente, si se toma lo racional como su parte más grande, es un mecanismo más limitado de lo que se le otorga; creo que hay unas partes más interesantes de la mente que se exploran menos. La libertad vista así le da mucho más valor a la verdad que a la imaginación y los sentimientos por ejemplo, creo que hay muchas confusiones con respecto a la mente.

Sentirme libre, a veces sí a veces no, no es fijo. Muchas veces me siento atada a este mundo y estoy tratando todo el tiempo de liberarme de él, pero al mismo tiempo, eso hace que mi mente vaya por lugares que a mucha gente le sacan de onda, y eso me regresa a golpes a la realidad. Combinar lo que yo siento y lo que quiero del mundo con lo que las demás personas quieren, resulta muy complicado. Más que sentirme libre, me siento en búsqueda de una felicidad que pueda compartir.

 

¿Qué fue lo más asqueroso de tocar al lado de Las Ultrasónicas?

Sin duda que Ali (Ali Gua Gua) se estuviera sacando todo el tiempo los mocos no era de las cosas más padres. Que Jenifer (Jenny Bombo) en algún momento se volvió una persona muy… Cuando regresó de Estados Unidos era un momento muy difícil para ella, nos enganchamos en una dinámica muy fea y no estuvo padre, terminó en un pleitazo; ellas dos haciendo equipo, yo siento que contra mí. Obviamente su versión no va a apoyar esta teoría y eso también está feo. Yo digo que todos los divorcios y las separaciones son feas, y cuando ves que alguien de plano sí está tirándote mala onda ni siquiera con cuidado, no es chido. Es feo pelearse con alguien, es horrible, no importa quién sea.

 

¿Cuál es tu libro de cabecera?

Últimamente ya no uso tanto, como antes, el libro en forma. Me comunico más con el mundo a través de otros sentidos, muevo el cuerpo y estudio canto o un instrumento, observo a los pájaros: tengo una vista que me permite ver volar a muchas palomas y aves migratorias que todavía llegan a pasar por la CDMX, eso lo uso como libro. Las nubes, el comportamiento de la contaminación (risas), las personas –los bichos de azotea, las bestias de azotea que se ven desde aquí–, cómo se comportan; la ciudad en su mutación. Me gusta leer la naturaleza, es un gran libro que consultar. Me he vuelto una persona mucho más sencilla de ideas, que gusta de observar las cosas simples en vez de estar buscando cosas más complicadas porque a veces me angustian un poco. Últimamente lo que más busco es estar tranquila, porque yo soy muy eléctrica de carácter, trato de buscar cosas que me lleven a más paz, curiosamente.

 

¿Cuál fue la primera banda de Punk que viste en vivo?

No puedo recordar si La Maldita Vecindad o La Lupita, también vi al Tri en vivo, esas creo que deben de haber sido los primeras, y Los Sicóticos.

 

¿Qué tema elegirías para ser escuchado al final de tus días?

¡Qué difícil! No quiero hacerlos llorar a todos (risas), quiero recordarles que yo no creo en la muerte, creo que voy a seguir visitándolos y yéndoles a jalar las patas. Nos podemos comunicar más allá de este cuerpo, si alguna canción habla de eso, esa es la que quiero; a lo mejor yo la hago, cerca de mi desenlace.

 

¿El cine o el rock?

Estamos hablando de cosas muy distintas, el cine es toda una arte y el rock es sólo un género musical. Si me dijeras el cine o la música, no tengo a cuál irle, porque las dos son igual de chidas. El cine es muy complejo e involucra a muchísima gente y capas: imagen, sonido, narrativa, cámara por todos lados, iluminación; es un montón de cosas, súper bonito, me encanta el cine. La música también tiene sus complejidades, pero en cierta forma se me hace de las artes más sencillas y en eso radica su dulzura; es un lenguaje muy abstracto, está cañón, no sabría cuál escoger.

 

¿Qué representa Carl Jung para ti?

Fue la puerta de entrada a la exploración del mundo no visible y no físico. Fue la primera vez que leí algo que dije: “órale, esto sí que no lo había pensado”; me regaló un Universo completamente nuevo, en el que todo era posible y yo no estaba condicionada por algo que tuviera que ver con este mundo, con mi físico, donde nací, cuánto dinero tengo, sino directamente encausada a un objetivo creativo y de exploración personal. Como ya te decía, crecí en una familia que no se enfocaba tanto a eso, sino a la salvación del mundo marxista directamente, como luchar por el bienestar a través de liberar a los pobres de su pobreza y quitarles a los ricos su riqueza para repartirla entre pobres. Una cosa súper fija, se me hacía tristísima esa visión del mundo. Jung me habló de una amplitud que me liberaba de ese sentimiento de restricción de los pocos recursos que hay y lo mal distribuidos que están. Eso representa para mí, la puerta hacia la liberación, hacia un camino que no decidía, todavía hasta la fecha no decido, si es el único o el mejor, la verdad es que muchas veces creo que no, pero es el que más me gusta y es el en el que más me gusta invertir mi tiempo; siento que me va haciendo una mejor persona y más dulce con los demás.

 

¿En qué circunstancias surgió Rock Doll (Ediciones B), tu primera novela?

Fui a presentar una novela de Armando Vega­ Gil –que recientemente nos aplicó la de “ya me voy” (risas), ¡hijo de la chingada!–; leí un texto que escribí sobre su novela, y la directora de aquél entonces de Ediciones B, que se llama Yeana González, me dijo que había una serie de novelas para público femenino adolescente, que las  autoras habían hecho cada una de sus temas favoritos, y me preguntó si yo quería escribir el de la chavita rockera y pues yo obviamente me lancé feliz a la aventura; nunca había escrito ficción, estuvo súper difícil, todavía me sorprendo en la madrugada pensando si lo hice bien o no, como me pasa con todo lo que hago –supongo que a todos–. Cuando la recibí y la leí, fue súper bonito y no sé qué opinaré dentro de unos años que la vuelva a leer. Siempre es difícil juzgar lo que uno hace, pero esas fueron las circunstancias.

 

¿Cuáles son las características de Jessy Bulbo que más se asemejan a Ramona, tu personaje en la película El lenguaje de los machetes (2011) de Kizza Terrazas?

Ufff, ambas tienen una banda de rock. Yo creo que la diferencia más grande entre Ramona y Jessy, más que las similitudes, es que Kyzza escribió un personaje que era activa-pasiva; yo soy muy confrontativa, cuando soy pareja de alguien me da mucho por hablar de las cosas que siento y de las cosas que quiero, yo veía que Ramona no le decía nada al vato, lo dejaba, le daba chance y al mismo tiempo, no le avisaba que se estaba distanciando. Yo sentía que ella le tenía que decir “¿si te das cuenta que te estás metiendo en un costal de sufrimiento y drama innecesario?”. En ese sentido, era bien loco para mí, le tenía que pedir a Kyzza y a Andrés (Almeida) que me volvieran a explicar por qué Ramona se portaba como se portaba, y por qué su actitud era esa, porque yo no la entendía. Se me hizo muy curioso, esta mujer está escrita por un hombre, yo soy mucho más dramática e histérica que Ramona, eso me llamaba mucho la atención.

 

¿Cuál es tu constructo personal de erotismo?

¡Ay Dios santo! Desde niña se me veía como una persona súper sexual, mis vecinas decían unos comentarios muy definitivos acerca de mí: “Esta va a ser bien piruja”; y mi mamá también estaba muy entusiasmada cuando yo era niña, ella era muy feminista, y su visión del feminismo era de: “tú nunca te cases, tú nunca tengas hijos, tú diviértete, tú ten sexo con mil personas”, obviamente me decía que con cuidado, pero siempre su visión de la liberación era disfrutar sexualmente. Luego cuando fui creciendo me convertí en un Sex symbol por ejemplo para el público de Las Ultrasónicas, y para mí es muy agresivo que la gente hable de tu sexualidad, cuando al mismo tiempo en este mundo es una cosa muy privada e íntima. Y eso mismo, tenerlo oculto o guardado, hace que todo mundo ande bien loco con esa madre, entonces hay mucha agresión y violencia relacionada con el sexo y con el cuerpo, y cuando tú eres eso hay mucha gente que te ve súper mal, el por qué enseñas eso, el por qué haces eso, entonces lo tienes que andar ocultando para ser más o menos respetable. Y se te sale porque está ahí, como una especie de bomba de tiempo, una olla de presión que no tiene válvula, de repente explota, es una locura. Hasta la fecha, la verdad es que no lo logro descifrar, se me hace súper difícil y cuando me logro acercar a alguien así, es súper complicado todo lo que pasa alrededor. No tengo una respuesta satisfactoria a tu pregunta (risas), por desgracia. Lo que sí me gusta es disfrutar del cuerpo, me encanta y ojala yo pudiera hacer algo para cambiar mi percepción acerca de ese mundo, pero en general me es difícil.

 

¿Qué es lo más Punk que has hecho en toda tu vida?

Ahora tengo un conflicto muy fuerte con esa palabra: Punk. Siento que es una etiqueta, que yo cargo con ella, porque yo solamente quiero ser espontánea y la banda empieza a clasificarme y a juzgarme por las cosas que hago (risas), entonces se me hace bien difícil, la neta, pensar en eso, no entiendo a qué se refieren, muchos dicen que yo soy bien Punk y que todo lo que hago es Punk, y luego dicen que por qué abandoné el Punk y la causa, y luego veo a las personas que según esto son más punks y no sé exactamente por qué son punks, si es como una especie de manual que siguen al pie de la letra o es pasarse ese manual por el arco del triunfo, y si es así, pues entonces los punks nada más no los distingo bien, si pasarse todas las cosas por el arco del triunfo es bueno o malo; la neta no sé si me interesa, estar rompiendo cosas todo el tiempo, es un esfuerzo que no sé si sea chido, no sé…

 

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