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Good Fela

En la década de 1970 el controversial músico y activista político Fela Kuti acuñó el término “afrobeat” para describir el sonido de su banda Africa ’70. Afrobeat era una mezcla poderosa y adictiva de ritmos yoruba, jazz, cantos ceremoniales y funk, todo fusionado dentro de la atmosfera energizante del soul de James Brown. Afrobeat era también una

forma de vida y una postura política. Fela, quien nació en Nigeria en 1938, estableció desde su juventud una conexión visceral entre música y activismo político. Sus composiciones y letras no perseguían un simple impacto estético sino la reflexión salvaje. Buscaban despertar la indignación frente a las estructuras postcoloniales de un África aun marginalizada y esclavizada bajo el yugo de las ideas de occidente. Afrobeat surgió entonces como una forma de proclamar un discurso liberador basado en el Black Power Movement y en la búsqueda de un arte que inculcara el placer sensorial para fortificar la identidad negra.

Fela era un hedonista y transgresor. Su banda Africa ’70 era un bastión de contracultura y un ícono de rebeldía. Más aún, Africa ’70 y sus seguidores llegaron a consolidar una especie de comuna en la que Fela fungía como líder todopoderoso. Esta comuna radicaba en Kalakuta Republic, una mansión ubicada en Lagos, la cual albergaba no sólo a la familia del músico, sino también a los miembros de la banda, numerosos guardaespaldas, fans y visitantes; además poseía un estudio de grabación y una clínica gratuita. Kalakuta era un epicentro de la desmesura y el aquelarre. Las juergas que allí se llevaban a cabo despertaban la furia (y quizás también la envidia) de los residentes de Lagos. Sin embargo, hubo dos factores que llevaron a despertar la atención de las autoridades nigerianas. Primero, se sospechaba que en la comuna había un consumo desmedido de drogas ilegales, especialmente marihuana. Segundo, se aseguraba que Fela poseía un séquito de mujeres jóvenes que trabajan para él como cantantes, bailarinas o cocineras. Muchas de estas jóvenes, se decía, habían abandonado la escuela y escapado de sus hogares para unirse al séquito del cantante y volverse sus amantes. Estos rumores fueron la gota que derramó el vaso.

Los vecinos de Lagos lograron convencer a las autoridades acerca de la indecible promiscuidad, abuso y corrupción que plagaban Kalakuta. En abril de 1974, un contingente armado de oficiales de la policía nigeriana irrumpió en la mansión buscando pruebas del alegado libertinaje. Pretendían encontrar drogas y menores de edad que presumiblemente habían sido secuestradas para complacer al músico. Al menos sesenta ocupantes fueron arrestados y muchas jóvenes enviadas a centros juveniles de rehabilitación. Fela fue también arrestado e interrogado. Pero no se pudo encontrar prueba en su contra. Así que fue liberado y retornó a Kalakuta. Poco después, la policía regresó a la mansión para encontrar a como diera lugar pruebas que sirvieran en la corte. Los hechos que siguieron a continuación fueron documentados en el tema “Mierda costosa” (“Expensive Shit”) grabado por Fela Kuti. Parte de la letra dice:

Ni siquiera los chivos que viven en la tierra Yoruba
Se acercan y encorvan para oler su propia mierda
Mas bien se alejan de su mierda
Es la última cosa que quieren ver
¿Por qué?
¡Porque la mierda huele horrible!

Ni siquiera los monos que viven en la tierra Yoruba
Se acercan y encorvan para oler su propia mierda
Más bien se alejan de su mierda
Es la última cosa que quieren ver
¿Por qué?
¡Porque la mierda huele horrible!

Pero este no es el caso de unos imbéciles que yo conozco
Pero este no es el caso de una gente estúpida que yo conozco

Esta es la gente que quiere extinguir tu alma
¡Y vive en Alagbon!
¡Ellos quieren usar tu mierda para ponerte tras las rejas!
¡Y viven en Alagbon!
¡Y no me digas ahora que mi mierda es demasiado costosa!

Alagbon era el nombre de las instalaciones del servicio de inteligencia, a donde Fela fue llevado y apresado durante esta segunda intervención. La leyenda va así:

Al parecer la policía estaba determinada a encontrar pruebas fehacientes. Fela, prevenido ya después de aquella primera intervención, se había desecho de cualquier objeto incriminatorio. Sin embargo, la policía decidió plantar un porro de marihuana y anunció triunfante que la evidencia había sido hallada. En una entrevista, Fela cuenta que al sopesar la situación que se vivía decidió actuar intuitivamente. Saltó velozmente hacia el oficial, le arranchó el porro de la mano, saltó hacia su cama donde tenía una botella de whisky abierta y trago completamente la marihuana con un generoso sorbo de licor.

Inmediatamente lo tomaron por la fuerza y llevaron a Alagbon. Allí, el servicio de inteligencia lo encerró por tres días en una celda de alta seguridad y se dispuso de una bacinica esterilizada donde se esperaba que el músico depusiera la prueba del delito. Por tres días los agentes esperaron impacientes que el aparato digestivo de un rebelde y estreñido Fela hiciera su trabajo. Finalmente, complacidos al descubrir que la bacinica poseía ya lo que ellos creían era una substancial prueba para incriminarlo, se llevó el contenido a los laboratorios.

El artilugio fue un fiasco. Los médicos forenses no hallaron THC dentro de la bacinica. Al parecer, la madre de Fela se había encargado de nutrirlo con ciertos vegetales frescos durante su estadía en la cárcel para purgarlo de toda toxina; por las noches, otros reclusos de Alagbon que eran admiradores del famoso Fela, le permitieron usar el baño a escondidas.

De esta historia solo nos queda la canción y el disco del mismo nombre, Mierda costosa, los cuales fueron un hit en los años setenta.

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