Ghetto Headquarter

No son los patios de los junkeros,

metálicos, mutilados

lo que llena la cabeza de alfileres.

Tampoco la vieja bajo el sol,

sobreviviente del apocalipsis.

North West, no lugar,

paisaje en la ventanilla.

Miami by car y siempre por accidente.

Ten cuidado y te agarra la noche,

por ahí no pasó Don Johnson.

Brownsville se aplasta como un cocodrilo,

inventario de escombros

de una ciudad-postal para mercadillos vintage.

Opa-Locka ruina de odaliscas, hachís art decó,

cierto polvo en el aire cae sobre los cuerpos.

Pero hay que mirar con la punta del ojo:

la lluvia desdibuja las calles, alivia la canícula.

Los niños  ríen,

se refugian en la escuela

y la trompeta de Wynton Marsallis suena en el carro.

Ella pasa negrísima, con su paraguas rosado,

entre una fila de árboles.

Kelly Martínez Grandal

Kelly Martínez-Grandal (La Habana, 1980). Siendo adolescente emigró a Venezuela, donde vivió por veinte años. De esos, pasó catorce en la Universidad Central de Venezuela(UCV), primero como estudiante y luego como profesora. Es Licenciada en Artes y Magister en Literatura Comparada. En el 2014 emigró nuevamente, esta vez a Miami, donde dirigió la editorial Ígneo por dos años. Actualmente es parte de la directiva de Funcionarte, una organización sin fines de lucro que educa sobre la violencia de género a través de las artes y la literatura y en la que también trabaja como curadora, editora y facilitadora de talleres de arte para sobrevivientes de violencia doméstica. Sus obras han sido incluídas en varias antologías: 102 poetas en Jamming (OT Editores, Caracas, 2014), 100 mujeres contra la violencia doméstica (Fundavag Ediciones, Caracas, 2015) y Aquí [Ellas] en Miami (Katakana Ediciones, 2018). En el 2017 publicó su primer poemario, Medulla Oblongata (CAAW Ediciones, Miami). Zugunruhe, su segundo

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