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Fotografías de Maribel Amador: La espera de los hombres  

Para mí que el Malecón es un sueño; otra invención de Cabrera Infante o de Virgilio Piñera cuando los leía en un tiempo pretérito, en las noches de adolescencia en Buenos Aires.

Fue un deseo, una moneda de oro tirada en el fondo del mar, imposible de rescatarla. Sólo está la gente de a pie, el pueblo que todos los días vive una pequeña guerra, una revolución que es una granada que estalla en las manos.

Aquí están los hombres en la narración de las fotos de Maribel Amador; sostenidos por el escepticismo – y es que la esperanza ha muerto hace tanto tiempo–  del que observa en silencio, se enfrenta a otra mirada lejana, y que la noche venga, se corra en un sueño de piernas largas y fuertes.

La espera de los dignos en un cielo rojo y negro, la sal que llega desde ese Malecón que, me dicen ahora amigos cubanos, existe, es otra obra de arte, acaso la fortaleza de un imperio que nunca existió.

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