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Esa pequeña crítica literaria

El poema Junio, 1968, de Jorge Luis Borges, según sus propias palabras transcritas en el libro El aprendiz del escritor (Sudamericana, 2014), es uno de los más autobiográficos que realizó en su prolífica carrera. En él, recuerda el momento en el que volvió a Buenos Aires, ya completamente ciego, y siente un inmenso placer mientras ordena sus libros en las estanterías.

El poema, como indica el autor, tiene la intención de transmitir la sensación que tiene un invidente al momento de poder disfrutar otra vez de sus libros, a pesar de que nunca más podrá volver a leerlos. Sin embargo, tiene la oportunidad de elegir la forma en que descansarán en las estanterías. Entonces abre un paréntesis y dice:

(Ordenar bibliotecas es ejercer,

de un modo silencioso y modesto,

el arte de la crítica).

Y entonces cualquiera que ame los libros, sabrá que es cierto. Los que tenemos la dicha de contar con una biblioteca de una cierta proporción, sabemos que cuando los ordenamos y reordenamos los libros, algo que hacemos de forma recurrente, su disposición depende más de un gusto que de un orden. Es, tal y como dice el poeta, una crítica involuntaria, sin mayor pretensión que colocar en el lugar que corresponde nuestros libros favoritos.

La lectura del poema me hizo recordar el momento en que comencé a ordenar los libros en las estanterías. Cuanto más joven, buscaba una estética basada en la armonía. Por ejemplo, todos los libros de una editorial juntos o por tamaños. Después comenzaron a imperar los gustos, aunque sin perder de vista la estética visual. Entonces los comencé a reunir por autor, siempre por encima aquellos que fueran más entrañables.

La última vez que tuve que reordenar por completo la biblioteca, todo orden desapareció. Se impuso el gusto y el sentimiento. Por un lado, todos los libros del autor de mi vida,  junto a ellos, los libros que más me han marcado de una manera intelectual o sentimental. Y conforme bajan hacia el suelo, el gusto disminuye, aunque eso no quiere decir que no sienta algo por ellos, al contrario. Si están es por algo.

Mientras escribo, observo la biblioteca. No es tan grande como quisiera. Y si lo fuera, tendría un grave problema de espacio. Pero están los que deben estar. Quizá para otros ocuparían otro lugar, tal vez menos importante. O cambiarían por completo el orden. Pero este es mi orden. Mi pequeña crítica literaria.

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