El Tiempo entre Costuras
María Dueñas
Editorial Atria Books
624 pp
Imaginemos una historia. Una historia que pudiera ser de amor. O tal vez de intriga. O de supervivencia. Quizás una historia que agrupe esos tres temas, pero sin demasiado ahínco en ninguno de ellos. Más que una historia, más bien que sea un cuento, una anécdota. Ahora digamos que ocurre en un escenario interesante: la guerra civil española, pero vista de muy lejos. Y el preámbulo de la segunda guerra mundial, sin entrar en los detalles terribles. Ahora escribamos esta historia echando mano de la técnica del folletín: el suspenso en la última línea de cada capítulo, un personaje femenino central vestido de romanticismo fatuo, un conjunto de amenazas sobre ella y muchas y muy detalladas descripciones. Ahí está: El Tiempo entre Costuras. Un bestseller. Más de dos millones de copias vendidas, y una miniserie producida para la televisión española.
El Tiempo entre Costuras es una novela extensa que puede leerse de forma muy rápida: su estructura lineal y cronológica y el claro, y hasta previsible como dijo Blanca, desarrollo de los acontecimientos no exigen demasiado al lector. Para Augusta y Javier, la novela parece haber sido escrita pensando en su posterior versión para el cine o la TV: más numerosas son las descripciones de atuendos, lugares y paisajes que las imágenes sobre la transformación del pensamiento y el espíritu de los personajes. Los diálogos abundan, y las largas explicaciones son perfectas para usar un narrador en off.
Para hacer encajar la historia de Sira Quiroga, una costurera que se ve obligada a vivir de su taller para pagar ciertas deudas, en el contexto histórico de la guerra civil española y el Protectorado español en Marruecos, la autora llevó a cabo una amplia investigación de nombres de destacados del gobierno, acuerdos entre España y Alemania, organizaciones de Inteligencia británicas y otros detalles. De esta investigación nos deja cuenta en el listado de bibliografía consultada al final de la novela. Como resultado, los lectores del grupo expresaron que tuvieron una clarísima visión de los sucesos históricos y de los detalles interculturales a lo largo de la lectura. Tal detalle es de gran ayuda para apreciar la lectura de esta novela, y encontrarla agradable y entretenida.
Muy bien escrita, con un buen manejo del idioma y el armado narrativo, esta es una novela que nos entretuvo por un mes. Pero que sin embargo, carece del elemento clave que nos invite a leerla de nuevo, a recomendarla, a analizarla con pasión: el mundo de las ideas. Sira Quiroga pudo haber sido el mismo personaje si la hubiéramos situado en otro punto del planeta, en otro momento histórico. Lo que sucedía a su alrededor no provocó en ella, ni en el lector, ningún tipo de transformación ideológica, compromiso, inquietud humana. La decisión de hacerse espía para los ingleses no parece estar basada en un acto de compromiso patriótico o altruista. Pudo haber sido reclutada por los alemanes o por el gobierno de Francisco Franco y haber hecho exactamente lo mismo por ellos. Estamos leyendo las “aventuras” de Sira como podemos leer una historieta.
Si usted planea un viaje de avión de unas nueve horas o un crucero por el Caribe y desea relajarse y no pensar mucho, este libro le vendrá bien. No cambiará su visión del mundo. No afectará sus sentidos. No le revelará una nueva verdad. No le inquietará. Eso sí: si compra la edición impresa, sus 624 páginas le harán pesado llevarlo a todas partes.