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El alma por el pie: Sir Winston Churchill, y la historia de los vencedores

¿Qué concepción del arte se esconde detrás de los discursos de aceptación de los premios Nobel de literatura? En 1953, el premio se otorga por primera vez a una figura más conocida por sus hazañas bélicas: Sir Winston Churchill (1874-1965), político británico y ministro de defensa del Reino Unido entre 1940-1945, quien fue sin dudas una de las figuras claves en la contienda de la Segunda Guerra Mundial. El mismo año del Nobel, la reina Elizabeth II le confirió la orden de caballero y así pasó a ser Sir Winston. Indudablemente su papel durante la guerra a favor de las fuerzas aliadas opacó su carrera como escritor. Parte de la clase “whig” que creía con desmesura en la grandeza del imperio británico, sus primeros libros fueron de corte biográfico como Life of Randolph Churchill (1906), vida de su padre, y el recuento de la vida de su antepasado, Marlborough: His Life and Times (1933-38). Sus memorias como corresponsal de guerra se reunieron en My Early Life (1930). Como trabajos monumentales cuentan sus libros de historia The World Crisis (6 volúmenes, 1923-1931); The Second World War (seis volúmenes, 1948-1953) y History of the English-Speaking People (cuatro volúmenes, 1956-1958). Su única novela, Savrola, se publicó en 1900. Pero seguramente el género en el que sobresalió fue la oratoria y los más de 135 discursos que profirió están coleccionados en varias ediciones. En la presentación que hace la Academia Sueca se lo compara con “un Julio César con la pluma de Cicerón”. Se destaca que su experiencia bélica resulta en que sus palabras vibren con elocuencia sin par. Una faceta desconocida de sus inclinaciones artísticas es su afición a la pintura, que describió en Thoughts and Adventures (1932). Lady Churchill da el discurso de aceptación y lee las palabras de su marido quien dice sentirse sorprendido y agradecido por el premio. Luego reflexionará sobre los tiempos que le tocaron vivir, tiempos de “tormenta y tragedia”. Dice: “Los dominios del ser humano han crecido en todos los aspectos, excepto en el dominio de sí mismo”. Y luego enfatiza la lucha de Europa y el mundo occidental por las paz y la prosperidad, sin reparar en las políticas imperiales del país del que provenía. Más allá de sus posiciones políticas, dejó una marca indeleble en la lengua inglesa con frases como: “No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas”.

Y el pescador dijo: “Habla y abrevia tu relato

porque de impaciente que se halla mi alma

se me está saliendo por el pie”.

Las mil y una noches, “Historia del pescador y el efrit”.

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