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#DelirioLit: Primogénito

Desde el nivel 110 se veían las nubes bajas cubriendo el pavimento. En el vasto piso de diseño e ingeniería, @amigo-66 y @amiga-73 tocaron sus palmas en el haz de luz que emitía la proyección. Los mecanismos se dispararon; soltándose y encajando entre sí. Las mangueras que colgaban del abdomen digital vaciaron su leche brillosa hacia el interior de la cabeza gigante. Cuando la pesada bolsa en el techo acabó todo su líquido, el homínido de metal cobró consciencia.

La comunidad entera de ingenieros se detuvo para celebrar la singularidad. @amigo-66 y @amiga-73, o los grandes ‘relojeros’, como se les llamaba en las noticias, se mostraron orgullosos desde el balcón de su oficina. Desde allí podían ver las interminables correas de glicerina que comenzaban a transportar las piezas. Secuencia de vértebras, cerebros vírgenes,corazones de aluminio; todos hacia la gran ensambladora. La aleación primogénita sería reproducida en millones de versiones para servir a la humanidad.

Pero el primer grito que dio fue aterrador. Un ronquido visceral que pronto resonó a un hiriente conjunto de sonidos agudos; como el eco de niños cayendo, devorados por un motor colosal. Con torpeza consiguió ecualizar el clamor hasta convertirlo en una momentánea brisa de melodías suaves, dulces. Luego, permaneció en silencio.

@amigo-66 ordenó detenerlo todo, y con una actitud mesiánica, llamó al prototipo a levantarse. Los primeros pasos que dio elprimogénito, aquel hombre del futuro,se escucharon en toda la planta.

La creación se puso frente a nosotros, allá arriba; y todos gritaban y aplaudían. Una corriente de aire me heló la nuca.Sentía miedo. Dudaba que estas máquinas que ensamblaríamos a imagen y semejanza del prototipo aportarían algo a nuestra evolución. Dudaba de la promesa: “Ellas nos llevarán a nuestro destino del mañana.” No lo creía, más bien lo sentía como un nacimiento siniestro, homicida; y ya me encontraba acorralado entre cientos de ingenieros que cantaban el himno del conglomerado en un éxtasis furioso.

Y cuando giré mi rostro hacia el balcón, el aparato, remembranza de un enorme humanoide,estaba de pié; y me veía solo a mí, justo a los ojos… Nuestra abominación estaba viva.

                                                                               *

‘Los Tres Protocolos esenciales de la Robótica’ – recitaba como manifiesto @amiga-73 a todos los diseñadores – ‘eran, número uno, un Robot jamás podrá hacerle daño a un ser humano, o permitir, en presencia, que un ser humano se haga daño a si mismo. Número dos, un Robot debe obedecer las ordenes dadas por – el primogénito – u otro ser humano, excepto que aquellas ordenes entren en conflicto con el Primer Protocolo. Número tres, un Robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando esa existencia no entre en conflicto con el Primer y Segundo Protocolo’.

Siguió una histeria ensordecedora. Los aplausos retumbaban a través de los gruesos muros de concreto que dividían la inmensa bóveda de producción con el resto de la fábrica.

Los ‘relojeros’ se le acercaron a la creación; “¿Existe un dios?

Luego de lo que parecía una orden dictada a la máquina a través de un susurro; ésta respondió, pronunciando con un escalofriante timbre, familiar al de un joven humano…

Existe ahora.”

  

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