De cinco a siete

Mientras en el auto atravesamos

la neblina del puerto, dices

que vea los vagones del tren

eran siete como las personalidades en el mundo, que era

de lo que venías hablando antes

 

Aludías a tu jefe del trabajo para

recordar a alguien

 

Pasamos cerca de una laguna

con su espejo de niebla

¿A dónde irá a parar esta agua

que inconforme se levanta con el viento?

Húmedo capricho, te quedas siempre

sin aliento de palabra.

 

Las personas aún hieren los días

que sólo buscan el silencio de la bruma

pero, si escribo esto, es porque el agua

en el lago y el agua en la nube

no han dejado de ondular mi espejo:

salvo dos o tres, cada mujer que me amó

era única

Han sido como cuatro

o cinco

no más.

 

Elías David

Sostuvo en esta revista, hace tiempo, la columna de poemas Saudade que ahora retoma, ya sin saudade. Ha impartido en su ciudad natal talleres de creación literaria donde ha aprendido mucho. Textos suyos han aparecido en antologías regionales de su país y de Miami. Fue profesor de secundaria. Ahora sólo lee y escribe, o sea, no hace nada.

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