EL RELOJERO
All we ever see of stars
are their old photographs.
Watchmen, Chapter IV
Todas las noches convergen en un mismo punto a un mismo tiempo.
Monótonos los minutos solamente marcan el presente.
Estos dedos, incansables, dibujando los pliegues de tu rostro.
Estas manos, impotentes, no te retienen, aceptan tu abandono.
El tiempo, indiferente a la vejez de la luz de estas estrellas.
El mundo gira sin nosotros, clepsidra que sucumbe sin Relojero.
PATROCLO
No comprenden, Patroclo, los aqueos de hermosas grebas mi llanto.
Se requieren incontables noches de insomnes campañas,
la certeza que cual llamado a batalla se renuncia a todo por el amigo.
No comprenden, Patroclo, los aqueos melenudos mi llanto.
¿Acaso no han compartido noches de eternas campañas?
¿Saben lo que es despertar buscando la voz del hermano?
No comprenden, Patroclo, los aqueos melenudos y de hermosas grebas mi llanto.
No consigo satisfacer esta ira destrozando cráneos troyanos.
¿Puedes creerlo Patroclo?
Tampoco he logrado que Héctor, quien yace a mis pies, comprenda este llanto.
DAFNE Y APOLO
De grandes equívocos saturamos el destino.
No pretendía de Eros mofa o desatino.
Vanos serán mis artes y oficios,
vanos serán mis intentos de buscar en tu sombra mi cobijo.
No es tu metamorfosis lo que temo.
Temo la distancia y el tiempo como raíces,
Dafne,
del árbol de tu olvido.
NIZAM Y HASAN
No se me juzgue duramente si me entrego a las artes del beodo,
hace tiempo que los ojos de las huríes han dejado de darme
consuelo.
Yo que plácidamente me entregué a los versos y a la geometría
no encuentro ciencia ni arte que explique tantas promesas
incumplidas.
¿De que sirven las alabanzas para Alá y los cantos sufíes?
No se me juzgue con severidad si no encuentro respuesta
en el fondo de este vaso de vino.
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