Este verso ha de llegar hasta el final
detenido, está completo.
sin enmascararse.
está muy bien.
Dios está hecho para los amantes.
Para mí están hechas las galletas chinas
las urnas, el cántaro
los soles de la muerte
en la fuente algo vacío y último
reaparece
fascina al lector
porque lo nuestro es un amor difícil
en lento ascenso
ni tibio ni temblor ni queja
el placer más frecuente de un dios cuando dice
desde la oscuridad
cuéntame de las almendras
desde un lugar atroz donde serás la viña
la boca, una muerte ácida
que no olvida
pájaro y nube la boca es sobretodo miedo
no besarla, nunca
darse al afecto, padecer así la muerte
una mujer en otra ciudad
ha dicho: ya había olvidado a Proust
cuando tu lengua supo escupir por sobre el hombro,
un nombre-
se abrió mi lengua y la boca y la voz
y la denuncia voraz
y el cardo con relación al olvido
supo separarse
en caída libre
tanta liviandad no es tan simple
y en el acto primero divino un medio,
el poema
aquel azul nuestro zarpar.