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Alba oscura

En mi anterior entrega dedicada a Operación Masacre, ese magnífico documento perfilado por Rodolfo Walsh (1927-1977), descubríamos que el true crime o, mejor dicho, el policíaco de no ficción, era un género que se inauguraba con ese título, mal que le pese a Truman Capote. Y, sin embargo, al género no le ha ido del todo bien en las geografías hispanas si no va avalado por una etiqueta anglosajona. Bien es cierto que en el ámbito de habla inglesa se desarrolló una tradición más fructífera en torno al thriller policial de no ficción, mientras que en el ámbito hispanoamericano fue la crónica la que se llevó el gato al agua. Pero la historia que voy a explicar hoy visibiliza el problema de la recepción. No es la historia de un libro, ni de un asesino o un crimen. Es la historia de una colección literaria dedicada al género: Alba Oscura. Se creó en el seno de Alba Editorial de la mano de Luis Magrinyà quien, además de editor, es un magnífico escritor, ganador del premio Herralde del año 2000 por Los dos Luises, y autor de novelas tan brillantes como Intrusos y huéspedes (Anagrama, 2005) o Habitación doble (Anagrama, 2010).  

El escritor balear es un gran aficionado al género y, más concretamente, a los psicópatas.  

Yo soy de los que creen que la fascinación por los asesinos múltiples y los psicópatas proviene de los bajos instintos, del interés culpable por la oscuridad, la demencia y hasta por una pequeña épica del mal que admira la impunidad. No es de extrañar que, en muchas representaciones, como en?American Psycho, muy consciente de los bajos instintos del público, el asesino psicópata esté glamourizado. 

Esa afición se observa también en la escritura de Magrinyà. En el último capítulo de Habitación doble se extiende durante muchas páginas hablando del padre de Jeffrey Dahmer, el Caníbal de Milwaukee, uno de los más despiadados asesinos en serie, acusado de haber violado, asesinado y descuartizado a diecisiete personas, chicos jóvenes en su mayoría. Magrinyà se interroga en el libro por la culpabilidad del padre de ese psicópataPero, más allá de sus intereses, de su carrera literaria y sus muchos años trabajando para Alba, ¿por qué decidió meterse en esa aventura editorial? 

Alba Oscura se creó porque vimos que en nuestra colección de no ficción general: Trayectos, habíamos ido publicando libros de?true crime?y que tenían mucho éxito. Las memorias del antropólogo forense William R. Maples?Los muertos también hablan, el libro de casos del detective del FBI Robert Ressler?Dentro del monstruo ?y hasta del entomólogo forense M. Lee Goff?El testimonio de las moscas?se vendieron tan bien que nos animamos a crear una colección especial para el género.  

Después siguieron publicando libros de profesionales (criminólogos, antropólogos, psicogeógrafos, forenses, etc.). 

—Y también de periodistas –Zodiac, BTK (Átalas, tortúralas, mátalas)- con conocimiento de primera mano de los hechos —apunta Magrinyà. 

 Sin embargo, a partir de un cierto instante, el interés del público empezó a decaer. Magrinyà no acierta a entender por qué, aunque apunta, y esto me parece muy significativo:  

Creo que uno de los motivos fue el escaso entendimiento del «true crime» en España. Creíamos que estos libros tenían que estar en las librerías cerca de las novelas policiacas, porque al fin y al cabo se dirigen al mismo tipo de lectores; pero parece que no conseguimos hacernos entender: las librerías tenían problemas para clasificarlos. ¡Alguna los ponía directamente en los estantes de Derecho! Y, claro, eso los hacía difíciles de ver… 

al final, claro, acabaron suprimiendo la colección.  

Con sus palabras, Magrinyà disecciona muy bien el problema. Me ha pasado una infinidad de veces desde que empecé esta serie. Ir a buscar el libro de un criminólogo o de un especialista en investigación policial, y encontrarlo en secciones inverosímiles como la de cine, la de psicología o, como afirma Magrinyà, la de derecho. El policíaco de no ficción no tiene el prestigio que le desearía Walsh, si no viene firmado por un conocido de las letras, a ser posible extranjero, léase Capote, léase Carrère. La pregunta es: ¿hasta cuándo? La pregunta es: ¿desde las letras hispanas no se pueden componer policíacos de no ficción de calidad? Desde este espacio lo iremos investigando. 

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