En Messiánico: Lionel Messi, la verdadera historia del mejor, los periodistas Sebastián Fest y Alexandre Juillard construyen un retrato definitivo —y a ratos devocional— del astro argentino que ha marcado una era en el fútbol. Publicado tras la consagración en Qatar 2022, este libro se presenta como más que una biografía: es una crónica emocional del ascenso y maduración del jugador más venerado del siglo XXI.
A diferencia de muchos perfiles que se limitan a enumerar títulos o estadísticas, Fest y Juillard se detienen en los momentos de crisis, en los puntos de inflexión que delinearon la narrativa de Messi no como una línea recta hacia el éxito, sino como una travesía accidentada, llena de tensiones con la selección argentina, críticas despiadadas de la prensa y la constante comparación con Maradona. En ese sentido, el libro funciona también como una lectura sobre el peso del mito nacional y la presión de ser el «mesías» de un país futbolero por excelencia.
Los autores, que ya contaban con experiencia escribiendo sobre fútbol (Fest fue corresponsal de La Nación y DPA, Juillard cubrió durante años al FC Barcelona), aprovechan su acceso a fuentes cercanas y documentos inéditos para desmontar algunos clichés y aportar contexto a decisiones controvertidas: las razones que llevaron a su padre Jorge a tomar la decisión de partir a Barcelona cuando Leo era un niño, el distanciamiento con la AFA, las renuncias temporales a la albiceleste, su partida del Barcelona o su llegada al PSG.
Pero más allá de los hechos, lo más valioso del libro es su aproximación humana. Messi aparece aquí no solo como el prodigio de la zurda mágica, sino como el chico tímido de Rosario, el padre de familia, el compañero leal, el hombre que supo transformar el dolor en combustible. Esta dimensión más íntima no es sensiblera, sino precisa, resultado de una investigación rigurosa y entrevistas cuidadosas. La prosa, sobria pero ágil, evita el lugar común y apuesta por el ritmo periodístico que permite avanzar sin perder profundidad.
Tal vez lo más revelador de Messiánico es cómo coloca a Messi no en el trono de los dioses, sino en el centro de las contradicciones humanas. El crack que tardó años en cantar el himno, el que lloró en los vestuarios tras perder finales, el que enfrentó con silencios el poder institucional del fútbol. Así, el libro no sólo narra su consagración como campeón del mundo, sino su largo camino para conquistar algo aún más escurridizo: el amor incondicional de su propio país.
Messiánico se atreve a matizar, a narrar en tonos grises una historia que muchos quieren en blanco y negro. No es un libro solo para fanáticos de Messi ni para argentinos orgullosos del tercer título mundial. Es, sobre todo, una exploración lúcida de cómo un deportista se convierte en símbolo, y de lo que ese símbolo revela sobre una nación, una cultura y un tiempo.