“Me entendieron, culeros? ¿Quedó claro, bastardos de algún orangután patrocinado por una ONG más fraudulenta que si fuera matrona de un burdel para leprosos?”, escribe el Brutal Death Metal de la poesía mexicana contemporánea, Ángel Ortuño (Guadalajara, Jalisco, 1969), en el libro Gas lacrimógeno y otras cosas que no son poemas (Universidad de Guanajuato, 2018), un riff de guitarra contaminado de consignas para expresar las causales que absorben al ser humano como viviente de un espacio y tiempo: “Me cansé de cantar e incendié un bosque”, “la mueca de sonrisa inhibe el reflejo del vómito”, “un catálogo de anos gigantescos”, “los edificios lloran si los patea Godzilla”, “la gente por la calle no sonríe va enseñando los dientes”, “sólo recuerda qué le sucede al final a la comida, ¿estamos?”.
Es autor de más de cinco poemarios, ha publicado en diferentes revistas mexicanas de arte y literatura, sus textos se pueden encontrar en antologías colectivas y han sido traducidos al francés y al alemán. Por esto y por más, Ángel Ortuño contestó el Interrogatorio Punk de #Underground.
¿Cuál es tu bar favorito en toda la República Mexicana?
Oscuro, silencioso y no muy limpio (como decía Buñuel), y será mi bar favorito en cualquier lugar del sistema solar.
¿Qué es lo más sucio que recuerdas de escribir el poema Cuatro azafatas transexuales en su primer vuelo?
La mesa del bar donde lo escribí, justamente.
¿Qué hacer frente a un billete aparentemente falso?
Mi poema que lleva ese título se me ocurrió leyendo un letrero mientras esperaba en la fila del banco para cambiar un cheque. Me habían pagado miserablemente alguna chambita que ahora no recuerdo. Siempre voy como urraca, pepenando lo que creo que brilla. Particularmente, letreros o frases de conversaciones al vuelo. Cuando afirmo que se me ocurrió, quiero decir que comencé a considerar las posibilidades permutativas de la oración hasta sentirme mareado, como dicen que hacen los dereviches cuando bailan.
¿Sarcasmo lúdico o impúdico?
Animus iocandi y sentarse a esperar.
¿El mejor lugar para comprar libros usados en Guadalajara?
Los mejores libros usados los he comprado en librerías donde no saben lo que tienen, atendidas por gente que luce un aburrimiento agresivo y quiere librarse cuanto antes de la molesta presencia de cualquier zonzo muerto de hambre que entre buscando algún memorable hallazgo bibliográfico.
No hay un lugar fijo. Las librerías de viejo del centro de Guadalajara se turnan para reunir esas condiciones. Es como si fuera un portal interdimensional: no tiene un sitio fijo, sino un sitio incidental a una hora imprevisible.
¿Cuál es tu banda favorita de Punk?
Trataría de lucirme, pero recuerdo la foto de los Pistols en una lanchita (¿en el Támesis?), recuerdo la frase “Pirates of Destiny”… y vuelvo a tener trece años.
¿Cuál es tu libro de cabecera?
De vita beata, de Séneca.
¿Qué disco te llevarías al sarcófago?
Ninguno, por supuesto.
¿Estás a favor de la legalización de la marihuana?
Completamente.
¿Se puede hablar de una posible poesía Punk?
Sí. No creo que a Wittgenstein le molestara.
El Punk es el proceso de cuestionar y de comprometerse a la comprensión que resulta en el progreso individual y por extrapolación, guiaría hacia un progreso social. ¿qué tipo de argumentos son los que cuestiona Ángel Ortuño?
Y, bueno, supongo que todos aquellos relacionados con el ejercicio de la autoridad.
Si bastantes personas se sienten libres y son animadas a usar sus habilidades de observación y raciocinio, grandes verdades emergerán. ¿Qué tan libre te consideras?
Me gustaría hacer como la Mulata de Córdoba que pintó un barco en la pared de la cárcel y huyó. Pero no sé dibujar.
¿Qué es lo más Punk que has hecho en toda tu vida?
Permanecer sobrio durante muchos años.
¿Si tuvieras que interpretar el cover de algún tema Punk en un karaoke de Mala Muerte, cuál elegirías?
Me puedo oír gritando: “My beatiful seeeeeeeeeeeeeeeelf”. Por supuesto: “No feelings”, de los Pistols.