Yo Tube un dream

Yo Tube

Vivimos una época fascinante en lo que se refiere a generación de contenidos audiovisuales. Un momento soñado.

Treinta años atrás, tenías una cámara pero no resultaba tan fácil salir a grabar una idea. Y si uno lo lograba, se lo mostraba a los amigos. ¿Dónde más? Si hablamos de la televisión o el cine de la época, hablamos de un espacio para pocos, generalmente los mismos.

Más cerca en el tiempo, el avance tecnológico pero sobre todo el acceso a ese avance, la democratización de los medios de producción audiovisual posibilitó que cualquiera pudiese hacer lo que le venía en ganas. Eso nunca garantiza que te vean. Pero estamos más cerca.

Años más tarde, uno ya podía contar con una plataforma, un website por ejemplo. Alojar ahí el contenido y esperar que milagrosamente el público que lo visitara y eventualmente apreciara esos esfuerzos, volviese cada tanto a ver si había algo nuevo. Long shot. Difícil. Las redes sociales cambian esta dinámica porque permiten seguir a los generadores. Esa click-decisión lo cambia todo. En ese momento uno decide exponerse a los mensajes del emisor. Ya no hay que recordar “es hora de visitar el portal X”; el feed de Facebook, Twitter o Instagram lo pone frente a los ojos regularmente. En Youtube aquel permiso para ser inoculado por el generador de contenidos es la suscripción.

Youtube abre sus puertas en 2005 con la promesa “Broadcast yourself”: transmite tú mismo. En inglés el sentido implica no solo la facultad de emitir un contenido sino también una invitación a ser el contenido. La revolución ya estaba en marcha. Fue solo cuestión de tiempo. ¿Qué puso patas arriba todo lo que veíamos? Un cambio cultural que se materializó en nuevos hábitos de consumo.

Por un lado el streaming, la proyección en línea del contenido (estoy repitiendo mucho la misma palabra pero todavía carecemos de sinónimos que no confundan). Abonar un servicio, ya no contar con el soporte físico de aquello que estoy pagando –un DVD por ejemplo–, necesitó recambios generacionales.

Por otro, aunque de la mano del streaming, la crisis de la transmisión lineal. ¿Qué es esto? La Media tradicional. Tu programa favorito el Jueves a las 10 de la noche, justo a la misma hora que el partido, el cumpleaño de la tía Emilse o el asado –crudo– con los amigos. La grilla de programación desplegada en el tiempo. Ya no: todo puede estar disponible para cuando el consumidor quiera verlo. Netflix estrena a la misma vez todos los episodios de la temporada de sus Originales. Para que puedas ver “uno más” y “uno más” y “uno más”.


Una gran Re Evolución tiene lugar en Youtube. Los Youtubers son rockstars. Sus números en visitas y suscriptores provocan una envidiosa catarata de baba en los publicitarios. Las marcas los persiguen para que integren sus productos o los promuevan de cualquier manera. Ganan millones en base a los clicks de su ejército fiel que ya vive en esa plataforma. El material que generan suele ser menos que low budget. Budget free. Temas: humor, video juegos, fashion (tutoriales). Frecuencia: todo el tiempo. Duración: cualquiera.

Esta descentralización de los contenidos en la gran novedad. La linealidad, temporalidad, clichés, límites de los medios tradicionales, todo se hizo añicos. Y lo más importante, el sueño de la libertad se materializa de a poco. Sospecho que el gran mensaje detrás de estos nuevos entrepreneurs de los medios, lo que realmente admiran sus públicos no es otra cosa que el DIY: Do it Yourself. Hazlo tú mismo. Broadcast Yourself. O cómo diría un Youtuber: F*ck yourself. Nadie me dice lo que tengo que hacer.

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