Paul Auster debe ser uno de los dos escritores que más leí. Tuve una época compulsiva entre el 93 y el 96 (con El palacio de la luna, Leviatán, Mr. Vértigo, La música del azar, Ciudad de cristal, La trilogía de Nueva York, etc.) y la compartí junto a varios compañeros de la facultad. Igual que su magnífica primera incursión en el cine con Smoke, en Argentina conocida como Cigarros y Blue in the face, dirigida por su amigo Wayne Wang. Las postales de Brooklyn con un cameo incluido de Lou Reed daban forma al Nueva York soñado. Después lo colgué como diez años, convencido injustamente de que lo mejor ya lo había escrito. El año pasado, retomando, me di cuenta de que esa voz y esa manera de contar historias me eran muy familiares.
Sunset Park no es la mejor novela de Auster, pero está bien. Tiene esa marca de la casa de narrar con maestría los encuentros y desencuentros entre seres queridos. También, de describir una etapa de crisis económica y social. Es la historia de Miles Heller, un joven que trabaja de vaciar las pertenencias de las casas confiscadas por los bancos en la época de la crisis del 2008. Una persona sin sueños ni ambiciones. Un chico sobrecalificado para ese puesto, un sobreviviente que está huyendo de un dolor que lo perturba para siempre: el trágico accidente que terminó con la vida de su hermano y del que se siente culpable. Por este motivo, rompió todo vínculo con sus padres durante los últimos años. Miles huye todo el tiempo. Conoce a una chica menor de edad, Pilar, de la que se enamora. Pero esta relación se complica ante las amenazas de la hermana de Pilar con denunciarlo a la policía. Esto genera su regreso a Nueva York en donde lleva adelante una singular vida de okupa. Hay mucha riqueza en la descripción de cada personaje: sus compañeros de piso, sus padres, etc., igual que la del clima de época marcado por el contexto socioeconómico: las casas de los okupas y la de los desahuciados y la guerra de Irak.
Tiene dos narrativas que atraviesan la historia: el cine y el béisbol. Como guiño al cine y en esta línea de remarcar los impactos sociales, la novela habla permanentemente del film Los mejores años de nuestra vida a la que decidí ver en medio de mi lectura. Tres soldados vuelven a su pueblo después de la Segunda Guerra Mundial y sufren sus dificultades para volver a adaptarse. Quizás sea una metáfora de la dificultad de adaptación para Miles. Con el béisbol, contando historias de jugadores, remarca cuestiones como el azar y la mala suerte. A mí el béisbol me resulta un plomazo fenomenal. De todas maneras, este libro es recomendable.