Spinoza y Rembrandt

No han planeado encontrarse. Se cruzan en una esquina, encima de un puente. La calle de adoquines titila por el calor insospechado. La temperatura no es alta pero si sorpresiva. El más alto —y que viene de lejos— es el mayor: lleva una camisa gruesa y una manta anacrónica sobre el hombro. El joven es delgado y lleva un cuaderno en su brazo derecho.

Los dos esperan que pase una bicicleta irredenta. Antes de girar, el hombre mayor da vuelta su cabeza y lo ve. El más joven sonríe y lo saluda. El otro, respetuoso, no ufano, le responde.

El joven lo mira como si quisiera hablarle. El otro capta en un instante el gesto inestable del joven tímido y le dice que no lo ha visto antes. El muchacho le explica que trabaja como pulidor de lentes y que, con el resto de la tarde, estudia a Descartes laboriosamente.

El joven hace silencio. Espera que su compañero hable. No le pregunta su nombre. Ya sabe que es el pintor más famoso de la ciudad. Solo atina a mirarle las manos, con la esperanza espía de encontrar el rastro del color entre los dedos. El pintor hace una mueca y luego le pide, para sorpresa del muchacho, que le cuente sobre su actividad en el crepúsculo más racional.

Están al frente de una tienda. Rembrandt le sugiere que entren a beber algo. El joven accede.

El murmullo ardiente no permite que se escuche el diálogo. Pero podemos sospechar que el aspirante a filósofo, después de depurar el sistema cartesiano, le muestra, en un acto de arrojo, los bocetos incluidos en su cuaderno de dibujos.

La conversación se prolonga hasta la tardía oscuridad. Será la única noche juntos.

El cuaderno se ha perdido para siempre.

Solo la memoria de Rembrandt guarda la figura de esas piezas tempranas de Baruch Spinoza.

Fabián Soberón

es escritor, profesor universitario y crítico. Nació en J. B. Alberdi, Tucumán, Argentina, en 1973. Ha publicado la novela La conferencia de Einstein (1era. edición UNT, 2006; 2da ed. UNT, 2013), los libros de relatos Vidas breves (Simurg, 2007) y El instante (Ed. Raíz de dos, 2011), las crónicas Mamá. Vida breve de Soledad H. Rodríguez (Ed. Culiquitaca, 2013) y Ciudades escritas (Eduvim, 2015) y ensayos sobre literatura, arte, música, filosofía y cine en revistas nacionales e internacionales. El Fondo Nacional de las Artes publicó textos suyos en la Antología de la Poesía Joven del Noroeste (Fondo Nacional de las Artes, 2008). Es Licenciado en Artes plásticas y Técnico en Sonorización. Fue docente de Historia de la Música en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán. Actualmente se desempeña como profesor en Teoría y Estética del Cine (Escuela Universitaria de Cine), Comunicación Audiovisual y Comunicación Visual Gráfica (Facultad de Filosofía y Letras). Fue finalista del Premio Clarín de Cuento 2008. Con su novela Atalaya obtuvo una mención en el Premio de Novela Breve de Córdoba, con el Jurado integrado por Angélica Gorodischer, Tununa Mercado y Perla Suez. Ganó el 2do Premio del Salón del Bicentenario. Actualmente colabora con Perfil (Buenos Aires), Ñ (Buenos Aires), Boca de sapo (Buenos Aires), Otra parte semanal (Buenos Aires), La Capital (Rosario), El Pulso Argentino (Tucumán), La Gaceta Literaria (Tucumán), Los Andes (Mendoza) y Nuevo Diario (Santiago del Estero). Es miembro del consejo editor de la revista Imagofagia (Buenos Aires). Ha dictado talleres de escritura en Santiago del Estero, Tucumán y Buenos Aires. Ficciones de su autoría han aparecido en Ñ (Buenos Aires), El Pulso Argentino (Tucumán), La Gaceta Literaria (Tucumán), entre otras publicaciones. En el 2014 participó en el Encuentro Federal de la Palabra (Tecnópolis) y en el ciclo “Diálogo de provincias”, de la 40º Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. En 2014 ganó la Beca Nacional de Creación otorgada por el Fondo Nacional de las Artes (Argentina). Textos suyos han sido traducidos al inglés y al portugués.
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