Search
Close this search box.

Poemas de Elías David

Propuestas para amar sin cosificación

Verás, todo depende

si digo que me gustas desnuda sin que lo preguntes

o si lo preguntas para dejarme decirnos

cosas. Además

solo pasa

cuando te veo

quitarte o ponerte

el sostén y cuando el escote valsea

mientras charlas enérgica,

emocionada de tus días o la equidad

de género, los números y los trabajos,

de vestirse y des

vestirse cuando, como y con quien te dé

la gana. Yo me limito a mirarte andar

alejándote del falo

centrismo enhiesto buscando esconderse,

entrar a falta de salirse o regresar a donde

ni firmas ni puestos ni estatuas

ni calles

tengan nombres históricos.

Por supuesto que hay curvas

visibles y no. Hay caídas y hola

nes y sé

que no son para nadie o al menos no

para mí

(quién, por qué, cuál

es su propósito profundo)

Pero quién podría evitar tus  hombros

—ese hombro derecho, yo no pude—

 

Perdón

por el desvarío, van las propuestas:

Concentrarse en las frases, su composición,

el tono con que viste la sintaxis,

ver cómo desnuda la raíz

de sus distancias.

Verse en el espejo

de su humanidad —el otro no es más

que otra forma de conjugarse—

—Ella es otro              tú

también—

Si intenta ver solo su piel, sus vellos

erizándose —es por el frío— o su mueca disfrazada de sonrisa,

si desde la memoria heredada inicia

el ensueño del gorila lomo plateado,

se recomienda pensar en el reloj de la cocina de la abuela,

en la vejez meciéndole un día menos.

 

Imaginar el mundo, tratar

de ver el basurero municipal (casi son

lo mismo),

mirar los rastrillos femeninos oxidados, las ligas

para el pelo con cabellos muertos

(algunos son suyos) oler lo que no

se come de los guisos, y luego como

siempre pensar en sí mismo, solamente en sí mismo

cuando vea una imagen espacial

del planeta o

del universo, pensar en el deseo propio, en idas

y venidas. Poner

atención           o          ignorar

no                                            pasa                                        nada.

 

Sobre todo no fingir que le importa

y no pretender vaciar su vida entera

—todos                                    esos                              años propios—

en un cuerpo

solo porque le apeteció utilizable.

Relacionadas

Suburbano Ediciones Contacto

Facebook
Twitter
LinkedIn
Pinterest
WhatsApp
Reddit